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Como todos los años, el gobierno socialista de Nicolás Maduro entregó en las zonas populares del país juguetes para los niños de las familias inscritas en los programas de ayuda social. Este año, entre los juguetes que los niños venezolanos encontraron bajo el árbol de navidad están Super Bigote y Cilita, los superhéroes inspirados en el presidente y su esposa Cilia Flores.
Con una capa azul y las iniciales SB en el pecho del uniforme de superhéroe, Super Bigote y su mano de hierro es un cómic que transmite la estatal de televisión VTV, en donde el héroe principal lucha contra los ataques de un villano que se asemeja al expresidente estadounidense Donald Trump.
Uno de los sitios en los que los niños recibieron el polémico juguete fue en un complejo de edificios estatales, en el Estado La Guaira. Los edificios son de difícil acceso y se encuentran aproximadamente a una hora y media de la capital, atravesando una vía montañosa, llena de curvas que no recibe agua de uso doméstico ya que no cuenta con la tubería desde su construcción hace aproximadamente 15 años.
Olimar Salcedo y Rosa Rodríguez son miembros del Consejo Comunal, una figura creada en 2006 durante el gobierno del fallecido Hugo Chávez para “promulgar el protagonismo del pueblo”, en palabras del expresidente. Rosa no puede contener su alegría al sostener una caja con la figura de acción de “Cilita”, la super heroína que representa a la primera dama de Venezuela.
“Esta es mi niña, no se la voy a dar a nadie”, dice Rodríguez a The Associated Press sonriente, mientras sostiene la caja roja, marcada con un sello que dice “Gobierno Bolivariano de Venezuela”, acompañado de la leyenda “Made in China”. La consejera de agua dice que está “feliz y orgullosa” de finalmente tener a Super Cilita en sus brazos, y que espera algún día poder conocer personalmente a la primera dama, a quien considera “bellísima”.
Belkis Bolívar, dirigente nacional del sindicato de docentes de Venezuela, es mucho más crítica ante la entrega de estos juguetes a los niños del país. La docente, que tiene más de 30 años de servicio en el sistema público, define la entrega de las figuras de acción como parte de una “forma de comenzar a ideologizar a nuestros niños”.
Bolívar piensa que “el gobierno tiene las prioridades invertidas”, considerando que “se invierte en mandar a hacer unos juguetes para los niños pero les niegan el derecho a una educación de calidad”. Asegura que la mayoría de escuelas del país están en malas condiciones y carecen de los recursos necesarios. “Nadie quiere trabajar con este salario… Cuando cobran la primera quincena no vuelven”, dice desesperanzada sobre sus colegas la profesora que ha ejercido en varias barriadas caraqueñas.
Mientras tanto, Rodríguez desestima las quejas de personas como Bolívar, académicos y analistas que ven los muñecos como parte de la campaña política de Maduro para las elecciones de 2024. “Para mi no fue campaña, fue un gesto humanitario a los niños, a la comunidad”, agregó. “Así desde pequeños van a conocer la revolución”.