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La guerra en Ucrania está estresando la economía mundial y encareciendo las materias primas y los productos energéticos, pero también agrava la crisis alimentaria en algunos de los países más vulnerables, ubicados sobre todo en África subsahariana.
Al bloqueo ruso de gran parte de las exportaciones agrícolas de Ucrania, uno de los principales proveedores de grano a nivel mundial, hay que sumar la escasez de fertilizantes y las tensiones del mercado, por lo que las reservas planetarias de trigo se podrían agotar en diez semanas, según Sara Menker, directora general de la empresa de análisis agrícola Gro Intelligence.
En su comparecencia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la experta aseguró que la guerra entre Rusia y Ucrania no fue la causa de una crisis de seguridad alimentaria, sino que "simplemente echó leña al fuego que ya ardía desde hace tiempo", aludiendo entre otros factores a las sequías provocadas por el cambio climático, que han arruinado cosechas enteras en Paquistán y algunas regiones de África, reforzando con ello la hambruna.
Considerada el granero de Europa, Ucrania exporta la mitad del aceite de girasol en el mundo, 15 % del maíz y 12 % del trigo, pero buena parte de estos productos permanecen bloqueados desde hace meses en los puertos del mar Negro por el cerco de las tropas rusas, que están saboteando también la productividad de los campos ucranianos y bombardeando almacenes de cereales, según la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que acusó a Moscú de utilizar el hambre y el grano como armas de guerra.