(ESPECIAL)
El representante permanente de Haití ante Naciones Unidas, Antonio Rodrigue, agradeció este viernes a los países del Consejo de Seguridad la imposición de sanciones económicas y un embargo de armas a los grupos armados no gubernamentales que operan en el país, aunque subrayó que se necesitan más medidas para restaurar la seguridad.
"No cabe ninguna duda de que estas medidas contribuirán a poner fin a las actividades violentas y mortíferas de estos grupos armados en el país, que están causando numerosas víctimas y desplazamientos masivos de la población", dijo Rodrigue.
El diplomático haitiano destacó que las sanciones están dirigidas contra los líderes de los grupos armados que operan en Haití, así como contra quienes les ofrecen financiación, "ya sea mediante el envío de armas, munición u otros medios".
Asimismo, incluye la prohibición de viajar a estas personas, así como la congelación de sus bienes.
Sin embargo, Rodrigue advirtió que "únicamente con sanciones no se puede erradicar el alto nivel de violencia que asola Haití".
En este sentido, subrayó que las fuerzas de seguridad de Haití "no tienen la capacidad necesaria para responder a la amenaza que representan los grupos armados"
El pasado 7 de octubre, el primer ministro haitiano, Ariel Henry, solicitó el apoyo de una fuerza armada internacional para ayudar a asegurar el libre movimiento de agua, combustible y material médico para evitar que la situación en el país se deteriore aún más.
Un llamado que recogió el secretario general de la ONU, António Guterres, dos días después y propuso en envío a Haití de una "fuerza de acción rápida" compuesta por militares de uno o varios países para ayudar al Gobierno a recuperar el control de Puerto Príncipe de las bandas armadas que actualmente dominan partes de la capital y desbloquear el suministro de combustible y otros productos básicos.
Estados Unidos ha mostrado su disposición a apoyar esta fuerza directamente, pero todavía se desconoce qué país o países la liderarían o conformarían, y ya Rusia y China han mostrado sus reservas a la intervención internacional, mientras que en la propia capital haitiana ha habido manifestaciones contra la eventual llegada de tropas extranjeras.