Detectar una bolita en sus senos llevó a estas valientes mujeres a un diagnóstico oportuno, mismo que les permitió llevar un tratamiento adecuado y salvar sus vidas. (VERÓNICA RIVERA)
Vivir la vida como si fuera el último día de tu vida y vivirla al máximo, fue uno de las lecciones que dejó el cáncer en Agustina, Claudia y Carmen, quienes son sobrevivientes de esta enfermedad, que si bien dejó huella en sus cuerpos, no cambió su esencia.
CONTRA EL CÁNCER EN DOS OCASIONES
Carmen Laura, ahora de 56 años de edad, se enfrentó al cáncer de mama en dos ocasiones. La primera fue en el 2007, cuando aún sus hijos eran pequeños. Su primer pensamiento al recibir la noticia fue "me voy a morir", sin embargo sus tres hijos y su esposo, fueron su principal motor para luchar.
A 15 años de su primer diagnóstico, recuerda aquel devastador momento.
"Yo me sentí una bolita en el seno izquierdo le decía yo a mi esposo, tengo una bolita y ya me empieza a doler y me decía 'no es nada, no te preocupes', pero llegó el momento que hasta el agua me dolía…", compartió.
Su preocupación fue mayor puesto que en ese entonces no contaba con seguridad social, por lo que fue a su centro de salud más cercano para una mastografía. En una primera ocasión, no reveló nada sino hasta el año siguiente. Cuando entregaron los resultados al resto de las pacientes y al no recibir el suyo, la duda creció. Los médicos le pidieron realizarse otra mastografía puesto que la imagen decían, no era clara.
"Me la hicieron y cuando fui por el resultado, fue carcinoma lubolliar, y estaba encapsulado gracias a Dios, no había metástasis, pero sí había malignidad. Yo tenía mi estética, yo regalé todas mis cosas porque decía me voy a morir, y regalé todo, y tenía mis niños chicos".
Al no contar con seguro social, acudió con su ginecólogo, que a su vez le pidió una biopsia, la cual revelaría el primer diagnóstico.
Apurado, su esposo logró que fuera inscrita en el Instituto Mexicano del Seguro Social, en donde la atención, dijo, fue rápida.
Su detección fue en el mes de noviembre y para el 20 de diciembre ya la estaban operando, puesto que era necesario retirar el seno. Después, solo bastaron cuatro quimioterapias y dar seguimiento a su caso.
Durante esas revisiones, las cuales primero fueron cada dos meses, después cada cuatro y finalmente cada año, fue que se detectó una nueva bolita en su seno derecho. Gracias a su oportuna detección, no fue necesario realizar quimioterapias ni radioterapia, pero sí hacer una mastectomía (extirpar el seno por completo).
En este segundo diagnóstico, su reacción fue distinta. "Ya lo tomé muy diferente, porque la primera vez llegué a especialidades pensando que era la única que tenía cáncer en Torreón, entonces llego y hay hasta en camillas, manos negras por las radioterapias, niños, y yo decía, ¿cómo es posible que anden así? Entonces empecé a ver las cosas diferente", comentó Carmen.
Tras estas dos experiencias y no tener una parte de su cuerpo, "no nos hace incompletos, al contrario, seguimos siendo nosotros, seguimos teniendo nuestra esencia, seguimos teniendo nuestros valores…".
SU HIJO AYUDÓ EN EL DIAGNÓSTICO
Claudia de la Cruz, también fue diagnosticada con cáncer de mama. Tenía 38 años. A siete meses de haber dado a luz a su pequeño, detectó una bolita en su seno izquierdo, la cual no le preocupó al pensar que se trataba de una bola de leche materna, puesto que en su familia no había antecedentes de cáncer ni por el lado de su mamá ni por el lado de su padre.
Sin embargo, acudió con su ginecólogo, quien le solicitó realizarse una biopsia, por lo que le recomendó acudir con un reconocido oncólogo de Torreón, el cual dejó una amarga y dura experiencia.
Confiada de que tendría un diagnóstico alentador, acudió con ese especialista, quien sin practicarle una biopsia, como se le había solicitado y únicamente palpando su brazo y su seno, le diagnosticó cáncer y no solo eso, sino en etapa cuatro, diagnóstico que le dio sin el menor tacto.
"Estuve a llore y llore, no me controlé, no lo tomé de la mejor manera. Mi esposo le dice 'nosotros venimos por una biopsia' y dice, las biopsias solo se hacen si no encuentran la bolita y en este caso ahí está la bolita. Entonces yo me salí corriendo del consultorio, nunca me esperé que era cáncer porque no tenía antecedentes de cáncer. Entonces buscamos una segunda opinión, ese día fue fatal yo dije, me voy a morir", comentó aún con enojo.
Días después, acudieron con otro oncólogo, cuyo trato fue totalmente diferente. Tras practicarle un ultrasonido, le solicitó una biopsia, para descartar un posible cáncer.
19 DE OCTUBREse estableció para generar conciencia sobre una detección temprana del cáncer
"Me realizan la biopsia y me vuelven a decir que es cáncer y otra vez salí corriendo, no lo tomé de la mejor manera, porque en mi cabeza estaba que era cáncer y en etapa cuatro como me dijo el otro doctor; me tranquilizaron, pero el doctor me dijo 'mira Claudia, es cáncer, pero es una bolita de 1.1 centímetros, es una etapa uno. Tienes las posibilidades de lograrlo, vamos a hacerte la operación, sacamos la bolita, vemos si no tiene metástasis y si no tienes en los ganglios así se queda, se conserva el seno y no pasa nada'", recordó.
Y así fue, debido a que su detección fue temprana, no había metástasis y no se había pasado a los ganglios, por lo que pudo conservar su seno izquierdo.
"Yo le tenía miedo a la quimio, yo decía, quíteme el seno y no me dé quimio, porque yo le tenía miedo a que se me cayera el pelo, mi miedo era verme pelona y me miré pelona y me di cuenta que el pelo no me hacía, que yo soy más que el cabello y pues aquí estoy".
VIVIR, VIVIR
Agustina, también compartió su experiencia, la cual aunque consideró difícil, aseguró que no cambiaría nada si tuviera la oportunidad de regresar el tiempo.
Tiene 63 años y en el 2014 recibió su diagnóstico. Las autoexploraciones y las mastografías, eran algo regular para ella, y gracias a ello, se logró una temprana detección. "Antes de hacerme una mastografía yo sentía una bolita, tenía mi pecho deforme y entonces fui hacerme la mastografía y ¡oh! sorpresa me salió la bolita premiada. Cada año me checaba y del 2012 al 2013 se empezó a formar esa bolita, fue un cáncer tipo 2, pues fue un poco más fácil la recuperación precisamente por eso", comentó.
Fue en el 2014 que se le practicó una mastectomía, para después someterse a seis quimioterapias, 25 radiaciones y a cinco años de hormonoterapia, aún no ha sido dada de alta. Cada año continúa con sus revisiones de rutina, en donde el temor que se tiene es como el de la primera vez.
"Cuando te dan un diagnóstico de cáncer, en mi caso fue 'me van a retirar el cáncer, adelante, quítenme todo lo que me tenga que quitar, no fue un proceso doloroso, tremendo, era deshacerse de la enfermedad y si era a través de quitarte el pecho, adelante".
Para Agustina, tener un pensamiento positivo es vital para una mejor recuperación y sobre todo para enfrentar el tratamiento. "Es la base de que tengas un buen pronóstico, una buena curación, que siempre pienses adelante, va a ser positivo esto, porque si te enfrascas en ¿por qué a mi?, ¿y si me vuelve…? Si te metes por ahí, te metes a un pozo sin fondo, entonces lo recomendable es: vive el día de hoy, hoy te levantaste, tienes salud, vamos adelante. El cáncer es muy malvado porque no hay cómo prevenirlo, entonces esto es de cada día retroalimentarse, y tener la esperanza de que vas a tener un pronóstico de vida de 20, de 30 años, etcétera, pero claro que nada más se vive este día".
EL MENSAJE
En este 19 de octubre, establecido por la Organización Mundial de la Salud como el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, Carmen, Claudia y Agustina, llaman a no tener miedo, a quererse y a realizarse una autoexploración, pues una detección temprana, la consideran como una batalla ganada.
"Lo tienen que hacer, chéquense, yo sé todas las mujeres decimos, 'ay, mañana me hago esto', 'después', porque no sentimos dolor, porque nos sentimos bien… Hoy por hoy vivo el día a día con ayuda de Dios, de mi familia, sigo adelante", dijo Claudia.
Mientras que el mensaje de Agustina fue: "el miedo creo que es bueno, porque te impulsa a hacer algo, pero que para eso sirva, no para que 'no voy a ir a que me chequen', ¿y si sí me sale...? eso no es bueno; es por algo, hay que recibirlo y hay que afrontarlo, primero hacer consciencia, tengo una enfermedad, entonces la aceptación es otro punto importante, porque si no lo aceptas no puedes salir de ese circulito".
Y Carmen, dijo: "Yo pienso que no hay que dejar de cuidarse, de quererse mucho, de autoexplorarse y tener mucha fe en Dios porque pase lo que pase Dios tiene el poder de sanar, ya lo hizo conmigo y yo creo que es importante ser positivo, vivir la vida cada día, como si fuera el último, porque la verdad no sabemos cuándo nos vamos a ir y a lo mejor ni de cáncer será".
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