(EFE)
El eje central de esta alineación fue el mismo Dr. Dre. Bautizado como Andre Romelle Young (1965), fue criado en las calles de Compton, donde años más tarde haría historia en el rap con el grupo Niggaz With Attitude (N.W.A.). California lleva la música de Dre plasmada en su geografía, porque no solo ha destacado como productor, sino también como gran descubridor de talentos.
A mediados de los noventa comenzó a trabajar con Snoop Dogg y lo catapultó a la cúspide. Luego, a la cantante Mary J. Blige le dio uno de sus primeros éxitos. Al final de la década, se tomó el tiempo necesario para escuchar un casete proveniente de Detroit y la voz de Eminem lo dejó sorprendido. Finalmente, apadrinó a otro chico de Compton y la publicación del álbum Good Kid, M.A.A.D. City de Kendrick Lamar arrasó con el año 2012.
Por eso, era más que claro que el espectáculo del Super Bowl LVI se trataría de un homenaje al hip hop y a Los Ángeles a través de la carrera de Dr. Dre y la presencia de su dinastía.
ESCENARIO HECHO HIP HOP
Publicado en 1999, el álbum 2001 mostró toda una revolución en la música de Dr. Dre, pues añadió más tintes del sonido g-funk, que ha dado identidad a la música urbana de California.
De regreso al show, los escenarios fueron construidos en referencia a distintos inmuebles de Compton (incluido el juzgado del condado de Los Ángeles y el restaurante Tam's Burger) y los artistas lanzaron sus primeras rimas desde los tejados. Snoop finalizó esa intervención adentrándose en una de las salas, en lo que quizá pudo ser un guiño al videoclip de Nuthin' But A "G", pieza de la cual también se empleó un breve extracto antes de que el oriundo de Long Beach lanzara un grito: "West Coast, make a noise!".
Enseguida, la instrumental de California Love, esa canción que Dr. Dre convirtiera en un clásico junto al desaparecido Tupac Shakur, invadió el estadio. Sobre el mapa de Compton se pudieron observar automóviles Cadillacs y bailarines siguiendo el ritmo del himno californiano, al puro estilo "block party".
La sorpresa de la noche fue el rapero neoyorquino 50 Cent, quien intentó replicar visualmente la introducción de su éxito In da Club, incluido en el álbum Get rich or die tryin', publicado en 2003 y producido por Eminem y el propio Dr. Dre.
A continuación, la melodiosa voz de Mary J. Blige marcó la presencia femenina con el clásico Family Affair del álbum No more drama, cuya pieza homónima también fue interpretada en un momento en que los decibeles del espectáculo bajaron de ritmo, para luego dar paso a la enérgica presentación de Kendrick Lamar, con M.A.A.D. City y Alright. El performance de Kendrick (el más joven de los participantes) agregó frescura al espectáculo y lo confirmo como una de las voces con más fluidez del panorama.
Una algarabía se hizo notar en el público, pues las rimas de Marshall Mathers y su alterego Slim Shady se pudieron percibir. Eminem comenzó a recitar sobre el riff de guitarra de Lose Yourself, pieza principal de la película 8 Mile, misma que lo hizo acreedor al premio Oscar por Mejor canción original en 2003.
Eminem rompió las reglas de la NFL y se arrodilló en una señal contra el racismo, mientras Dre tocaba al piano I Ain't Mad at Cha de Tupac. Anderson Paak también se hizo presente en la batería.
Para cerrar con broche de oro, Dr. Dre comenzó a tocar la melodía de Still D.R.E. (que en realidad fue compuesta por el también productor Scott Storch). La interpretación, como en la versión original, incluyó a Snoop Dogg y los bailarines ejecutaron el famoso c-walk, un paso de baile característico de la Costa Oeste de Estados Unidos.
El espectáculo no fue uno de los más vistosos que ha tenido la historia del Super Bowl, tampoco contó con una producción abrumadora, pero es verdad que sus rimas tocaron en la nostalgia de muchos y quedará registrado como una gran reunión de artistas que alguna vez comenzaron en la calle y hoy rondan en lo más alto del estrellato gracias al hip hop. La gran noche californiana pudo coronarse con el reñido campeonato de Los Ángeles Rams.