(EDUARDO RUIZ)
Desde la figura de un importante personaje para la política coahuilense, el historiador Carlos Castañón Cuadros aborda distintos sucesos históricos para La Laguna y otras regiones del estado. Braulio Fernández Aguirre. Gobernador de Coahuila: liderazgo político y empresarial (Universidad Autónoma de Coahuila, 2022), es un libro que relata los aciertos y errores de quien también fuera alcalde de Torreón en dos periodos: el primero en 1946 y el segundo de 1958 a 1960.
“El libro es interesante porque la historia de Braulio Fernández Aguirre se mezcla con la historia de Coahuila. Él vivió 101 años, entonces, prácticamente es todo el siglo XX desde 1912, hasta 2013 que él falleció. Su historia personal se mezcla con la historia de Torreón, de Saltillo, con el algodón, los nogales y la vid”.
A través de 189 páginas, Castañón relata en diversos capítulos las peripecias de su protagonista. Oriundo de San Pedro de las Colonias, Fernández Aguirre fue agricultor y político caracterizado por su trato sencillo, que tomó parte esencial en el impulso de otros cultivos como la vid y el nogal, cuando la industria del algodón entró en crisis por diversos factores como la llegada de materiales sintéticos y la fuerte sequía que se vivió entre 1948 y 1957.
“Elegimos a este personaje porque es representativo de Coahuila, no sólo de la política, sino también de la agricultura, porque él estaba en esos dos ámbitos”.
Su arribo a la gubernatura de Coahuila se gestó en 1963 y finalizó en 1969. El historiador relata que su logro más vigente es haber generado la infraestructura que sigue sosteniendo a la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), además de iniciar la gestión del Instituto Tecnológico de La Laguna y permitir el desarrollo de Saltillo tras cavar pozos profundos que dotaran de agua a esa ciudad.
El libro tiene “episodios personales, pero que tienen qué ver con la economía de la región, otros con la política y otros más con episodios nacionales. Por ejemplo, él formó parte de la campaña de alfabetización. Era una época en la que el Estado mexicano hace una gran campaña para alfabetizar a México y a él le toca ir a dar clases a los campesinos, a los ejidos, a Matamoros, a San Pedro”.
El autor asegura que no quiso hacer del libro una geografía ni una alabanza al personaje de Braulio Fernández Aguirre. El texto también muestra algunos aspectos difíciles en su vida personal y los errores políticos que más le pesaron.
“Para empezar lo corrieron de la política. En la campaña de alfabetización, en algún momento, perdió un ojo. Perdió varios intentos de ser diputado local, no se le dieron. Es decir, no siempre tuvo éxito, más bien él decía que la política es una carrera de resistencia y de largo aliento; hay altas y bajas. Pero también decía algo muy bonito respecto a la agricultura (creo que esas dos frases revelan la personalidad del hombre): decía que la agricultura se aprende en cien lecciones, una por año, eso lo dijo cuando cumplió cien años”.