(FERNANDO COMPEÁN)
Hace más de una década, Fundación Televisa adquirió el acervo de la revista Arena de box y lucha. Las fotografías se mezclaron con otras colecciones como la de la fotógrafa Lourdes Grobet. Entonces, se comenzó a fraguar una mezcla entre imágenes documentales y artísticas. El proceso de investigación duró cerca de tres años.
Katharsis. Imágenes de la lucha libre en México 1940-1970, es una muestra fotográfica dedicada al arte del pancracio en nuestro país. El Museo Arocena la albergará en el Anexo Edificio Russek a partir de este jueves 24 de marzo.
Héctor Orozco, curador de las colecciones de Fundación Televisa, compartió en entrevista que el nombre de la muestra refiere a la especie de catarsis, de desahogo, de liberación que representa este deporte y espectáculo para gran parte de la identidad mexicana.
“Es el efecto de qué sucede en México en las arenas de lucha libre, tanto con el público como con luchadores, de poder sacar públicamente toda la frustración y toda la energía comprimida en cada una de las personas asistentes”.
El recorrido, compuesto por más de 200 fotografías, retrata al luchador desde su perfil humano y profesional. Está dividido en distintas temáticas que abordan desde los primeros años de la lucha libre (1930), su evolución y consagración en el cine nacional y cómics con ídolos como El Santo o Blue Demon, la mirada hacia el mundo femenino del ring, los rituales de la cultura popular que pueden fungir como antecedentes de este deporte y el empleo de la máscara desde distintas perspectivas.
También se aborda la estética del combate a través de lentes reconocidas como el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo, Lourdes Grobet, Graciela Iturbide, Rosalío Vera, Porfirio Cuautle, Juan ‘El Charrito’ Espinosa y otras imágenes de quienes se desconoce su autoría.
“Cuando empezamos esta investigación no teníamos la expectativa de encontrar obras de los grandes fotógrafos acercándose a la lucha libre. Sin embargo, Álvarez Bravo, en su trabajo dentro del cine mexicano, trabajó en La bestia magnífica, la primera película sobre lucha libre que se hizo en México en 1952. Y, recientemente, hace un par de meses, compramos una serie de retratos que Álvarez Bravo hizo a importantes luchadores de aquella época, que fueron extras en los combates de la película”.
Otro fotógrafo presente es John O’Leary, quien radica en Puebla desde 1970 y ha podido documentar el mundo de la lucha libre de barrio y en las pequeñas arenas de la periferia de Puebla, donde los luchadores jóvenes comienzan sus carreras. Sus imágenes poseen una estética particular y valiosa que aporta sentido social a la exposición.
La muestra culmina con más fotografías de Lourdes Grobet y la vida cotidiana de algunos luchadores. Así como una serie generada por Gabriela Gómez-Mont y César Flores sobre personajes que cohabitan en torno a la Arena México, como comerciantes, fotógrafos, vendedores y hasta la persona encargada de cortar las cabelleras.
Sobre la razón de por qué el mexicano tiene arraigada a la lucha libre en su imagen identitaria, Héctor Orozco refirió que Katharsis trata de enlazar desde una línea continua: desde las grandes historias prehispánicas y las batallas entre los diferentes grupos étnicos de México, pasando por la influencia europea durante la Conquista, hasta derivar en a fascinación de este deporte consolidado durante los años treinta.