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La inflación británica se aceleró al máximo de 40 años en septiembre, cuando el creciente coste de la comida aumentó la presión sobre los presupuestos domésticos.
El índice de precios al consumo subió un 10.1% en comparación con el 9.9% del mes anterior, según dijo el miércoles la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, por sus siglas en inglés). Los nuevos datos mostraban que la inflación había regresado al pico de julio y volvía a alcanzar la cifra más alta registrada desde principios de 1982.
La tendencia se vio impulsada por los precios de la comida, que treparon un 14.5% desde el año anterior, el incremento más grande desde 1980, dijo la ONS.
La cifra aumentó las expectativas de que el Banco de Inglaterra subiera más y más rápido las tasas de interés, dentro de sus esfuerzos por devolver su inflación a su objetivo del 2%.
También haría más difícil que el nuevo jefe del Tesoro británico, que asumió el cargo hace menos de una semana, restaurase la estabilidad financiera después de que el plan económico del gobierno estremeciera los mercados financieros durante el último mes. Jeremy Hunt ha dicho que el gobierno “priorizará la ayuda para los más vulnerables al tiempo que ofrece más estabilidad económica”.
La guerra de Rusia en Ucrania ha disparado los precios de la comida y la energía en todo el mundo, y afectado a las entregas de petróleo, grano y aceite de cocina. Eso se suma al alza de los precios iniciado el año pasado cuando la economía global empezó a recuperarse de la pandemia del COVID-19.