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Richard Florida, estadounidense, profesor en la Universidad de Toronto, empezó hace más de quince años a cambiar radicalmente las teorías de la innovación que afirmaban que la principal condición para la innovación era tener un clima de negocios favorable.
Florida afirma que las empresas no atraerán a las mentes creativas, sino al revés. Las concentraciones de mentes creativas atraerán a las empresas.
Lo que afirma Richard Florida es una muy buena noticia para América Latina, la región y particularmente México, tiene a su favor un dinamismo que actúa como un imán para mentes creativas y puede convertir ciudades en grandes centros de innovación.
Lo que genera la creatividad, más que nada, es la presencia de otra gente creativa.
La creatividad es un proceso social. Nuestros más grandes avances vienen de la gente de la que aprendemos, de la gente con la que competimos, y de la gente con la que colaboramos.
Las ciudades se convierten en fuentes de creatividad, como la Atenas de los clásicos, la Florencia del Renacimiento, la Viena y el París de finales del siglo XIX y Nueva York después de la Segunda Guerra Mundial.
Florida menciona el caso de la empresa de internet Lycos que decidió mudarse de Pittsburgh -ciudad de la que recibió todo tipo de incentivos económicos-, a Boston -una ciudad con un ambiente económico mucho más adverso, que no daba incentivos fiscales y donde los impuestos y la mano de obra eran mucho más altos.
El profesor comenzó a estudiar el movimiento de las empresas de punta y descubrió que el caso de la empresa Lycos no era una excepción: las empresas estaban migrando hacia lugares con mentes creativas.
Lycos tenía un solo motivo para mudarse a Boston: para tener acceso a una fuente permanente de gente innovadora, no solo en el aspecto tecnológico, sino para sus operaciones de mercadeo, desarrollo de negocios y de todo tipo de funciones.
Según Florida, las mentes innovadoras no siempre se congregan alrededor de las mejores universidades ni de las grandes empresas, concluyó que los innovadores tienden a juntarse en lugares que les permiten trabajar "fuera de las reglas de las corporaciones tradicionales, fuera de la burocracia, allí donde pueden controlar los medios de producción y donde les ofrecen capital de riesgo que si sea capital, y no deuda". Florida dice que hay muchos lugares prometedores en Latinoamérica.
Richard opina que, aunque las universidades de Argentina, México y Brasil no figuran entre las mejores del mundo, ni sus países tienen el mejor ambiente para hacer negocios, tienen ciudades vibrantes llenas de gente creativa. "Los lugares más propicios para la innovación, son aquellos en donde florecen las artes, las nuevas expresiones musicales, donde hay una gran población gay, donde hay una buena cocina, además de universidades que pueden transformar la creatividad en innovación".
Florida estudió la innovación en el mundo de la música -es un fanático del rock-, descubrió varias enseñanzas que se pueden aplicar a las ciencias y a la tecnología. Los ecosistemas que permiten la innovación son los que propician una constante combinación y recombinación de la gente. Fracasas, y buscas una nueva combinación. El éxito es la habilidad de encontrar un nuevo miembro de tu equipo que te ayude a llegar a donde quieres.
Florida afirma que "En los lugares en donde florece la innovación por lo general glorifican el talento, más que el dinero, y esa es una buena noticia para Latinoamérica, porque es una característica de muchas de sus ciudades. En Nueva York, por ejemplo, no vas a encontrar innovación en el distrito bancario de Wall Street, sino en el vecindario de los artistas de Chelsea. Lo mismo ocurre en todos los centros de innovación. En Latinoamérica, en especial en Brasil, México y Argentina, hay un ecosistema muy creativo".
Si ya muchos países latinoamericanos tienen grandes reservas de mentes creativas, que son la condición esencial para las sociedades innovadoras, su gran desafío será mejorar la calidad y la inserción de sus sistemas educativos, y crear sistemas legales mucho más tolerantes con el fracaso empresarial. El riesgo de no hacer nada será enorme y condenará a Latinoamérica al atraso permanente ya que en los siguientes años se producirá una extraordinaria aceleración de los avances científicos y tecnológicos que los separará aun más, de los países de avanzada.
Fuente de referencia: Crear o Morir. Andrés Oppenheimer.