Sus manos reconstruyen el pasado gracias a materiales reciclados. El lagunero Javier Aguilera realiza esculturas de animales prehistóricos para el Museo Paleontológico de La Laguna un pequeño recinto independiente que sobrevive sin apoyos gubernamentales en el centro de Torreón, en un local sobre ubicado sobre la avenida Juárez, entre las calles Ildefonso Fuentes y Leona Vicario.
Para sus creaciones, Aguilera emplea nieve seca, madera, cartón, pintura y uno que otro elemento que encuentra por ahí. Es autodidacta, nadie le ha indicado cómo desarrollar su oficio. Cada proyecto es siempre una primera vez. Lo explica junto a la figura de un rinoceronte lanudo de la Era de Hielo que custodia la entrada al museo, el cual tardo 298 días en terminar. A la lista se suma el ave del terror, el tigre dientes de sable, el pez dunkleosteus, amonites e incluso un pterodáctilo.
“Ese sí de plano lo hice con lo que encontré aquí en la calle: alambre, nieve seca, pedacitos de madera que dejaron tirados de una construcción. Fue completamente de lo que estaba tirado aquí en la calle”.
Entre 2016 y 2017, el ingeniero Gustavo Sabino Quiroz Barragán, director del Museo Paleontológico, de la fue quien le comisionó la elaboración de estas monumentales piezas. Además de la fauna prehistórica, Aguilera también crea otro tipo de esculturas, como unos bultos mortuorios correspondientes a los primeros pobladores de La Laguna, así como puntas de flecha, nazas y otras artesanías.
“Es una reproducción de cómo los indios envolvían a sus muertos, en metate, los amarraban y los metían en las cuevas. Bueno, pues hice dos copias y ahí están. Todo completamente hecho a mano y con mucho de lo que hay tirado por ahí”.
Aguilera vuelve a referir que no tuvo ningún maestro, él sólo tuvo que buscar sus propias soluciones. Tampoco presume se alguna técnica especial, su creación es un afluente que fluye libre.
“Todo es a mano, ¡a mano pelona! Junto pedazos de nieve seca de aparatos electrónicos, los pego todos (lo cual es muy laborioso). Y cuando tengo un bloquesote le doy forma con un cúter. Nadie me dijo cómo, nomás lo hice así y ya, porque no había otra cosa”.
Para el diseño, el escultor busca las imágenes de los animales en internet, filtra la información para turistas y hurga hasta encontrar datos que le brinden certeza científica. Uno de los obstáculos es que la gran mayoría de la información científica, que le puede brindar detalles históricos y de anatomía, está reservada o tiene precio.
“Siempre me han gustado. He encontrado mamuts, dinosaurios, pero por mi parte, saliendo al campo y ese rollo. Como no puedo tener uno, ¡pues lo hago! Este trabajo que tengo aquí es diferente al que tengo en la casa. En la casa, la verdad no tengo un espacio definido donde hacerlo, pero tengo cráneos de animales prehistóricos hechos con papel”.
El artista reflexiona que la escultura sirve para recrear lo que existió, su morfología, funcionamiento, devolverle la vida a un ser que desapareció hace millones de años. Ese el motivo de que los museos emplean a paleoartistas, para que fabriquen las reproducciones de animales prehistóricos y escenografías que puedan dotar de contexto a los visitantes.
“He tenido en mente ir al sur del país y hacer estos trabajos, cambiando un poco el material. Lo puedo mejorar mucho, pero dependo mucho del material que agarro. Hago lo que puedo, con lo que tengo en la mano. No es fácil, es como luchar con un palo contra cañones”.
El Museo Paleontológico de La Laguna se encuentra abierto al público en un horario de lunes a sábado, de 10:00 a 16:00 horas.
(VERÓNICA RIVERA)