El sonido de martillos y herramientas puebla a una vieja casa ubicada en la avenida Morelos, entre el también antiguo Hotel Princesa (1906) y el vanguardista Edificio Monterrey (1953). Allí aparece el historiador Carlos Castañón, quien ha asesorado los trabajos financiados por un particular para remodelarla.
El ciudadano, quien prefirió reservar su nombre, contactó a Castañón después de leer el libro La Casa Mudéjar y otros orientalismos, donde esta finca es mencionada. Se logró adquirir la propiedad y los trabajos comenzaron hace algunas semanas.
La huella de Lumbreras
“Nos encontramos en la antigua casa de Fernando Rincón, un empresario de origen español que hizo su riqueza en Torreón gracias al algodón. Su casa refleja esa bonanza económica que vivía la ciudad en los años treinta”, comenta Castañón en uno de los patios.
Fernando Rincón acudió al llamado del oro blanco en La Laguna, donde ya se encontraba su primo, Fernando Rodríguez (quien fue propietario de la casa conocida como La Alhambra, ubicada en avenida Abasolo y Calzada Colón, y demolida en 1982). Rincón le pidió a su primo que le proporcionara el contacto del constructor de La Alhambra: Cesáreo Lumbreras.
“Así, en 1935, Fernando Rincón levanta esta casa de la mano de Cesáreo Lumbreras, el gran, el brillante constructor detrás del Hotel Galicia, de la Casa Zarzar, de la misma Alhambra y, por supuesto, de esta preciosa casa. Ese es un poco el contexto de la época y el dueño original”.
La casa está hecha de ladrillo y dotada de arquitectura mudéjar, que a ojos del historiador la convierte en una joya. Se ubica en el primer cuadro de la ciudad, sobre una base hecha con piedra del Cerro de las Noas, a escasos metros de la Plaza de Armas y frente al terreno que algún día albergara al extinto Teatro Princesa, cuyo prestigio cultural fue reducido a una insípida plancha de estacionamiento.
Por años, cronistas e historiadores tuvieron el temor de que lo mismo pasara con la casa de Fernando Rincón; que se destruyera como tantas otras fincas del centro de la ciudad y tuviera usos mundanos como lo es resguardar automóviles o ser terreno a la intemperie. Deshabitada por casi tres décadas, su fachada mostraba una gran grieta, pero también la ventana a un viejo Torreón que niega a perderse en el tiempo.
“Tiene un estilo orientalista, ‘con un toque árabe’, dice la gente cuando pasa por aquí. Lo vamos a ver en sus mosaicos declaradamente islámicos, en la cornisa, en tantos detalles que hay en esta casa y que hablan de la identidad de Torreón”.
Césareo Lumbreras es el común denominador en varios edificios históricos que aún quedan de pie en el corazón de la ciudad. Según Castañón, Lumbreras también fue dueño de una fábrica de mosaicos, lugar donde precisamente provienen los mosaicos con diseños geométricos que adornan la casa de Fernando Rincón.
“Estas casas están conectadas y lo interesante es que estamos hablando de identidad, de historia, de nuestra historia, de nuestra ciudad. No solamente de fincas viejas o de ladrillos o de concreto, sino realmente de auténticos pedazos de identidad”.
La arquitectura de esta edificación es testimonio de que en los años treinta imperaba una vocación arquitectónica en la ciudad. Construir no significaba simplemente levantar una casa, sino hacer una propuesta que ronda el sentido artístico.
“Cesáreo Lumbreras fue el constructor favorito de Fernando Rodríguez, quien como español creció viendo los mudéjares en su patria. Llega muy joven a Torreón y dice: ‘Cuando yo tenga el dinero y me construya mi casa, voy a rememorar aquellos mudéjares con los que crecí en España. Por eso su casa va a ser una referencia a la infancia. El Hotel Galicia también va a tener estos toques mudéjares y esta casa no será la excepción”.
Detalles
Como ya se mencionó, los mosaicos y las baldosas hidráulicas acentúan la arquitectura del complejo. Lumbreras no se limitaba a construir pisos funcionales, también se esmeraba en que estos fungieron como adornos y formaron parte de la estética.
“Entonces, todo el pasillo principal va a ser en referencia a la cultura islámica. Vamos a encontrar la estrella ochavada, es decir, la estrella de ocho puntas que tiene como referencia a uno de los símbolos del Islam. Luego vamos a encontrar este tipo de dibujos, nuevamente con la estrella, declaradamente islámico”.
La casa cuenta con más de 10 habitaciones. Su diseño permite una gran iluminación natural. El interior es fresco, debido a que su estructura abovedada permite la circulación del aire. Mientras que la fachada incorpora elementos orgánicos, como los moldes que Lumbreras mandaba fabricar para estampar el concreto con figuras clásicas.
“La fachada la están restaurando porque tenía una cuarteadura, entonces tuvieron que hacer una intervención importante. Hay un estampado de concreto. A Lumbreras le gustaba jugar con estos elementos. Él hacía sus propios moldes y estamos viendo completamente su sello […] También la cornisa y los colores van a ser en referencia a esos edificios orientalistas, árabes. Entonces, vamos a tener un conjunto que adorna y resalta, para que la gente que vaya caminando por aquí, vea la casa y no pase indiferente”.
La casa también cuenta con una terraza que ostenta una vista privilegiada hacia el centro histórico. Es imposible no imaginar Fernando Rincón pasar las tardes en este lugar, contemplando los edificios, el extinto Teatro Princesa y el vuelo de las parvadas que aterrizaron sobre los árboles de la plaza.
“Imagínate, desde esta magnífica vista, Fernando Rincón podía descansar en las tardes y ver el trajín en la Plaza de Armas, la plaza que vio pasar a Pancho Villa, a José Vasconcelos en la campaña presidencial y a tantas y tantas cosas que han pasado en Torreón. Me parece que es una magnífica recuperación de esta vista, de esta terraza para los laguneros”.
Aplaude rescate
El historiador aplaude que la iniciativa privada sea quien realice la restauración, pues da señales de que algunos ciudadanos aún están comprometidos con la historia de su ciudad. Para iniciar las obras, se solicitó un permiso especial al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Coahuila, ya que la casa forma parte del Catálogo Nacional de Monumentos Históricos.
“Esto manda una señal positiva para Torreón, que una casa histórica, en vez de ser un estacionamiento y que la destruyan, se está restaurando para bien de la ciudad. Y en el corazón del centro histórico manda un mensaje muy claro de que otros particulares puedan arreglar las fincas históricas y con ello dar lustre a la ciudad de Torreón”.
Sobre su futuro uso, se pretende que la casa pueda albergar tanto oficinas como exposiciones artísticas, en una especie de centro cultural. Conocida también como Casa Tueme, será rebautizada como Casa Morelos.
Verónica Rivera