(CORTESÍA)
En el siglo IV, Jerónimo de Estridón se dio la tarea de traducir la Biblia del griego y del hebreo al latín, debido a un encargo del papa Dámaso I. En 1546, el Concilio de Trento declaró esa traducción, conocida como la Vulgata (de “vulgata editio” o “edición para el pueblo), como la versión auténtica y oficial de la Biblia para la iglesia católica latina. Hoy en día, la Nova Vulgata, promulgada en 1979 es ahora el texto bíblico oficial de la iglesia católica.
Desde entonces, la tarea de la traducción ha sido vital para la divulgación de la literatura en diferentes idiomas, una tarea esencial para compartir y enriquecerse con el tesoro de las letras.
En honor a Jerónimo de Estridón (fallecido el 30 de septiembre del año 420), desde el 24 de mayo de 2017, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidad (ONU) declaró al 30 de septiembre como el Día Internacional de la Traducción.
En México, destacan las traducciones de literatos como Sergio Pitol o Juan Villoro. También existen instituciones como la Asociación Mexicana de Traductores Literarios (Ametli), que buscan instaurar la figura del traductor como agente en los procesos de difusión de la cultura.
El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), emite desde 2018 el Premio Bellas Artes de Traducción Literaria Margarita Michelena, el cual ha sido obtenido por los profesionales Anaya Ferreira, Naír María, Paula Abramo, Claudia Cabrera y José Miguel Barajas.