
Eduardo Ruiz
Un vuelo lo ha traído a Torreón, donde fue partícipe de la primera Feria del Libro Infantil y Juvenil. El escritor Antonio Malpica Maury (Ciudad de México, 1967) impartió allí la plática Una vida entre letras, donde habló sobre sus inicios como lector, su pensamiento literario y algunos aspectos de sus libros.
Antes de su participación en la feria, que actualmente se celebra en la Escuela Secundaria General Lázaro Cárdenas del Río, Malpica recibe a este medio en un hotel de la ciudad. Porta su libro Siete esqueletos decapitados (Océano, 2009), una de sus obras más representativas. Aunque es uno de los autores mexicanos más reconocidos de la literatura juvenil, confiesa a la grabadora que no fue precisamente un niño lector.
“Fue un proceso muy paulatino, o de pasos inciertos, porque en mi casa no había libros… o había muy poquitos. Había un librero que ocupaba una pared, un libro chaparrito que además tenía sus cristales y no teníamos acceso los niños. Además, eran puros libros para adultos. También te estoy hablando en una época en la que no había este auge por la literatura infantil y juvenil”.
Malpica se acercó por primera vez a la literatura en segundo año de secundaria. Parte de ese momento porque considera que es cuando comenzó a leer por placer. Devoró con su vista los libros del escritor italiano Emilio Salgari, en cuyas páginas surcaban historias de piratas. Años más tarde, estudió ciencias ingeniería en computación y, a media carrera, comenzó a participar en obras de teatro universitario. En ese tiempo surgieron sus primeros guiños como escritor. Le fascinaba la oportunidad de inventar cualquier cosa y verla cobrar vida.
“A la literatura infantil y juvenil llegué mucho después. Tenía ya 33 años cuando publiqué mi primer libro para niños. Me fue tan bien y lo disfruté tanto que eso fue realmente lo que marcó ese parteaguas en mi vida, que decidí que esa literatura valdría la pena ser tomada en cuenta, porque me llenó mucho como persona”.
Ganador del XI Premio SM de Literatura Infantil y Juvenil, el cual se le entregó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) de 2015 como reconocimiento a su extensa obra literaria, Antonio Malpica creó en 1992, junto a su hermano Javier, la Compañía de Teatro Independiente In-Crescendo. Luego comenzó a escribir sus primeros relatos durante las noches, tras salir de su trabajo en un banco. Su escritura no tuvo formación, se fraguó en la práctica y consumo del tiempo libre.
“La literatura infantil y juvenil es una literatura primordial. Incluso hay quien prefiere no llamarla literatura, porque dicen que, como está hecha a ‘modo’, es como una especie de arte minimizado. Y no creo, la única forma de acercar a los chicos, y más en estos tiempos, a las letras, es ofreciéndoles textos que sí los atrapen, que los seduzcan, que les permitan sentirse a gusto mientras están leyendo”.
Por último, Malpica celebró la organización de las ferias del libro con vocación infantil y juvenil, pues permiten conocer a profundidad este tipo de oficio literario.