Terminó, lamentablemente, el mejor espectáculo que hay sobre la tierra y tendremos que esperar durante seis largos meses y medio para que volvamos a tener la dicha y el placer de disfrutar de esta gala sin precedentes, pero también ya tenemos de hace rato, y para disfrutar, la campaña de la NBA y en espera que exista un arreglo en las Grandes Ligas ya que, la temporada del beisbol, debe iniciar el último día del mes de marzo y deleitarnos con la fabulosa representación de la Gran Carpa.
Pero mientras todo esto sucede, a nadie defraudó, me imagino que solo para los seguidores de los Bengalíes, la conclusión de la NFL en su edición LVI del pasado Súper Domingo con la coronación del primer título de los Carneros jugando en Los Ángeles ya que, como todos sabemos, ya habían conquistado el trofeo Vince Lombardi en enero del año 2000 cuando se les ocurrió mudarse a San Luis donde de la mano de Kurt Warner y bajo el mando de Dick Vermeil, que por cierto recibió una sonora ovación el domingo pasado cuando fue presentado, se colaron a la cúspide y en el que nunca olvidaremos esa última jugada donde Kevin Dyson estira la mano con el balón para intentar anotar pero fue detenido por el apoyador Mike Jones. Hay una frase que, acertadamente, le hicieron a este deporte que dice: "Las ofensivas ganan los partidos; las defensivas ganan los campeonatos" y esto siempre nos ha llevado, al menos a mí en lo particular, al estar siempre con el suspenso de saber quién será el "jugador más valioso" porque, al parecer, a los jugadores que se desempeñan en las defensivas siempre los tienen olvidados.
Todos estamos de acuerdo que la posición más importante, es la de mariscal de campo, pero hay ocasiones que, en realidad, no entiendo esta situación al elegir al "MVP" y simplemente me voy a la lista de los seleccionados de este galardón donde, el último que fue escogido de la defensa, fue Von Miller que, jugando para los Broncos de Denver, se llevó ésta distinción en la edición dorada en contra de las Panteras y que ahora y con acertada decisión, los Carneros lo llevaron a su nómina y ahí está el resultado.
Muchos han considerado que, el mejor Super Bowl de todos los tiempos, fue el número XLII cuando los Patriotas que llegaban invictos el 3 de febrero del 2008, se enfrentaron a los Gigantes donde todos pensaban que Nueva Inglaterra sería el segundo equipo que conquistaría la NFL de manera inmaculada después de que los hicieron los Delfines en el año de 1972 y aunque fue evidente del extraordinario trabajo que realizó Eli Manning sobre todo en aquel pase que ha quedado a la posteridad a David Tyree, ¿En dónde quedó Michael Strahan? Porque es evidente que de no haber sido por él, Brady habría hecho pedazos a la defensa de Nueva York.
¿Y recuerdan mis cuatro amables lectores cuando un año después James Harrison devolvió el balón hasta las diagonales para una anotación que le dio prácticamente el título a los Acereros en contra de los Cardenales? Y entonces, ¿Por qué no le dieron el más valioso a Roethlisberger y se fueron por Santonio Holmes? ¿Acaso fue por su atrapada que le valió el campeonato a Pittsburgh?
Y también pensamos cuando los mismos Patriotas se enfrentaron nuevamente a los Gigantes, pero ahora en el Lucas Oil de Indianápolis en la edición XLVI, y nos cuestionamos ¿En dónde quedó Justin Tuck? Porque el defensivo del equipo de la Gran Manzana, traía bien preocupado a Brady y que, de no haber sido también por él, igualmente otra cosa habría sucedido.
Y recientemente, ¿Qué no valió el desempeño de Aaron Donald?
