La puerta de cristal se abrió anunciando la llegada del Dr. Adolfo Orive Bellinger al vestíbulo del hotel Quinta Dorada en Saltillo. Su visita no era fortuita, el año pasado la Universidad Autónoma de Coahuila le otorgó el título de Maestro Ad Vitam, en reconocimiento a su trayectoria como profesor, investigador y luchador social, y a finales de enero de este año, cinco meses después, acudía a Saltillo y a Torreón a la ceremonia de graduación de los dos diplomados de calidad internacional que impartió sobre su teoría de la transformación social. La verdad es que sería difícil medir el nivel de influencia que el Dr. Orive ha tenido en el desarrollo social y político no sólo de estas dos ciudades, sino de diferentes zonas de México e incluso de América Latina. Desde hace muchos años, el Dr. Adolfo Orive es un auténtico promotor de los procesos de transformación ideológica, organización ciudadana y empoderamiento de las comunidades. Por eso, en el Cuerpo Académico "Comunicación para el Desarrollo Social" de la Facultad de Ciencias de la Comunicación no perdimos la oportunidad de entrevistarlo para El Siglo de Torreón.
El viaje del hotel a las instalaciones de la FCC recorre la mayor parte de Saltillo y en el trayecto pudimos notar la mirada atenta y perspicaz del Dr. Orive hacia el paisaje urbano. Preguntaba por zonas marginadas, por la diversidad étnica y cultural de la ciudad y recordaba con entusiasmo a sus amigos de la lucha tanto de Torreón como de Monclova y Monterrey. En nuestra escuela, el equipo del Laboratorio de Producción de Contenidos Audiovisuales nos recibió en la Biblioteca. Nuestro invitado inmediatamente se presentó con nuestros colaboradores y les agradeció por su trabajo. "Espero que lo que yo les pueda compartir les interese también a ustedes."
La experiencia de Adolfo, como pidió que le llamemos, integra dos vocaciones: la social y la académica. Por un lado, su vocación de trabajo con la comunidad se formó en él desde muy pequeño. "Realmente mis inquietudes empezaron cuando yo fui adolescente y las inquietudes vinieron porque mi papá se acababa de instalar en una zona de la ciudad de México (..) que era muy barata para aquel entonces, porque estaba en la zona fraccionada, pero pegado al final del cementerio de Dolores (…) obviamente al final del cementerio de Dolores hay casitas muy humildes, no nada más las tumbas son muy humildes sino la gente que se va a vivir ahí, como posesionario, a construir su casita de láminas de cartón y de lo que puedan, para poder vivir, pues son terrenos públicos (…) entonces en la calle como no había bardas, jugábamos de chamacos gente de las clases populares, gente humilde que se había posesionado ahí del final del cementerio de Dolores y nosotros que sí teníamos una casa, llamémoslo así de clase media, clase media alta en una calle fraccionada y éramos muy buenos amigos y jugábamos padrísimo (…) ¿Y qué pasaba? El contraste era muy fuerte, porque obviamente jugábamos niños de clase populares que vivían en las casitas al final del cementerio y nosotros, nosotros somos mis hermanos, yo y mis primos, que vivíamos pegados, pues que éramos de clase media, y el contraste muy fuerte venía a la hora de 'niños, niños, a comer' y pues el 'niños, niños, a comer' éramos unos para un lado y otros para otro lado."
Esta vocación social de Adolfo Orive se formó a partir de momentos como éste que nos ha narrado y que provocaron en el joven preguntas sobre el orden social. "Y ahora tratándolo de interpretar, yo creo que son preguntas muy emocionales, yo creo que uno lo siente aquí" -dice señalando su corazón- "no lo piensa aquí" -dice señalando su cerebro. "La ideología hacía que en mi casa no invitáramos a mis cuates, a mis cuatas, porque eran hombres y mujeres que, a la hora de comer, se iban a comer a sus casitas al final del cementerio de Dolores (…) entonces esas no correspondencias, yo le llamo ahora racionalmente, no correspondencias, pegan aquí, no pegan aquí, pegan aquí primero, después si salen las preguntas, pero primero pegan aquí" -dice apuntando directo al corazón.
EDUCACIÓN MILITARIZADA
Por otro lado, la vocación académica de Adolfo se construyó desde su experiencia con la educación militarizada estadounidense. "Cuando cumplí 12 años, siendo yo hijo como adolescente de un secretario de Estado, que por lo tanto tenía chofer y etc. etc., me volví muy, muy, muy junior en el peor sentido de la palabra, o sea un niño malcriado, estropeado, y mi papá afortunadamente, tomó la decisión y me mandó a los 12 años de edad, chaparrito y flaquito, a la Academia Militarizada más estricta de Estados Unidos, en donde yo pues ya no era nada, más que, peor tantito, no era nada más un chavo más, sino era yo un… nos decían muy feo, ¿no?, o sea los gringos todavía entonces nos decían a los mexicanos muy feo, ¿no?, y bueno, era yo eso" -menciona sin dejar escapar la palabra que aún le duele. En la Academia Militarizada, aprende a ser ordenado, a valerse por sí mismo y el impacto que puede lograr desde lo académico. "Escribí en Estados Unidos en plena era McCarthyista, o sea cuando ser comunista era peor que ser un egresado del infierno, un escrito que (…) me da a mí ahora la garantía de que yo desde entonces estaba forjándome como una persona distinta, mi ensayo para el examen final de inglés fue 'La lucha de clases en Francia y en Estados Unidos, conforme a la Historia de dos ciudades de Charles Dickens', o sea, fue un ensayo de clase social basado en un autor inglés, en plena era McCarthyista, en una escuela militar, y me saque A+, y acabé siendo el primer lugar en calificaciones de mi generación, esa fue la única manera en la que yo pude desquitarme de los gringos (…) yo creo que ahí empecé a trazar mi… el camino de mi vida."
'CAMBIO DE TERRENO'
Lo que hizo Adolfo en aquel entonces, que en términos políticos él llama "cambio de terreno", se convertiría en una de muchas estrategias de política popular que idearía junto con sus compañeros de lucha para combatir el clasismo, la discriminación y la inequidad en las comunidades más pobres y marginadas de nuestro país. "Cuando luchábamos en política popular, y por ejemplo, la lucha política era ya demasiado intensa y corríamos el riesgo de que llegara el ejército y nos desalojara, cambiábamos el terreno de la lucha, no el terreno físico, sino lo que llamamos el terreno de la lucha, que quiere, por ejemplo, si estás luchando en el terreno político, deja de luchar en el terreno político y lucha en terreno económico, lucha en pedir mayores salarios, mejores condiciones de trabajo, o en el caso de colonias que invadíamos, bueno, no invadíamos la colonia, el terreno es que invadíamos para construir colonias, es vamos a hacer una tienda, entonces ahora ver como nos aliamos con tal institución, Conasupo en aquel entonces, para poner una tienda de Conasupo aquí en la colonia y ya no nos estamos peleando por el terreno, nos estamos peleando por algo en donde nos enfrentamos directamente a la parte política del Estado (…) vamos a decirles que nos gustaría que nos ayudaran a que pusiéramos una tienda en nuestra colonia para que la gente pudiera consumir más barato, eso le llamábamos cambio de terreno y yo creo que son todas esas estrategias que aprendimos a base de ganar muchas veces y perder muchas otras, de aproximaciones sucesivas que nos permitió al final de cuentas tener los éxitos que tuvimos."
FRAGMENTO SOCIAL
En el libro "El movimiento urbano popular en La Laguna 1970-1980", Salvador Hernández Vélez apunta que para 1978 en La Laguna habían crecido las bases sociales de apoyo al movimiento de política popular en los municipios de Torreón, Gómez Palacio, San Pedro y Francisco I. Madero; de igual forma se encontraban en consolidación sindicatos y bases de apoyo campesinas. Adolfo Orive y los demás brigadistas, que habían participado en el movimiento estudiantil de 1968 y fundado el de política popular, se habían trasladado a otras regiones del país para impulsar nuevos movimientos de masas. A futuro se planeaba fortalecer las bases económicas de apoyo y dinamizar el trabajo político de los miembros de la organización.
Todas estas experiencias, logros y derrotas acompañan a Adolfo en su camino; es un caminante que se integra al espíritu de las épocas y no teme deconstruirse para comprender los tiempos actuales. "Yo te sugeriría, con todo cariño y todo respeto, que ya no uses el concepto de clase, porque clase social fue, es significativo exclusivamente en términos económicos y en términos estrechos del capitalismo, pero el capitalismo actual no es el capitalismo de Marx (…) el desarrollo del capitalismo no se dio así, se dio en términos muchísimo más diversificados, entonces ya no tienes nada más la clase obrera y la clase capitalista (…) lo que estoy tratando de divulgar, es decir: usemos fragmentos y no de clase (…) o sea, la sociedad actual, está integrada por una cantidad muy grande de fragmentos sociales (…) si utilizas el concepto de fragmento puedes decir el 'fragmento de las feministas populares' o el fragmento… porque, por ejemplo, yo conozco muchisísimas compañeras feministas, que dicen: 'No, yo soy feminista popular, yo no tengo nada que ver con la feminista burguesa esa que plantea esa y esas cosas, que hace las marchas el 8 de marzo, etc. etc.' Entonces si utilizas el concepto fragmento puedes especificar mucho más, ¿no? Es decir, especificar, identificar mucho más a un cierto sector social (…) ya no se necesita integrar como nos integrábamos nosotros, que dejábamos de ser totalmente lo que éramos para volvernos como la gente con la que nos integrábamos, éramos colonos populares en La Laguna, éramos colonos populares de La Laguna aunque éramos, fuésemos chilangos y tuviésemos casa en la ciudad de México, ya no lo necesitan ustedes con las redes sociales, con la tecnología actual, pero si necesitan integrarse comunicativamente, es decir, necesitan ser de ellos, del fragmento social. No se puede ayudar a la gente si la gente no te siente que eres de ellos (…) si te integras y te sienten que eres de ellos, te dicen volando rápidamente cuáles son sus necesidades más sentidas, y a partir de sus necesidades más sentidas, no les digas qué es lo que hay que hacer, hazles preguntas… el método de preguntas es el método más eficaz para que la gente vaya diciendo, si el método preguntas lo usas no nada más de uno a uno, sino a grupitos de 2, de 3 de 4, de 5, de 10 (…) en comunidad, en comunidad de 2 o comunidad de 5 o de 10, y así entonces vas haciendo que el sujeto del problema no seas tú (…) la clave es dejar que la gente decida por ella misma."
PLANTEAMIENTO LIBERAL
Hablar de libre elección nos trajo ineludiblemente al tema de la revocación de mandato que ha ocasionado polémica y controversia en la opinión pública. Al respecto, el diagnóstico de Adolfo fue claro y contundente: "Es un planteamiento liberal, sí, es un planteamiento liberal, el presidente es liberal, el presidente no es revolucionario, el presidente es de izquierda pero… liberal es, y eso sí no me importa que quede grabado, con todo respeto Presidente, lo prefiero a usted que a cualquiera de los neoliberales anteriores, de lejos, voté por usted desde el 2006 y sigo siendo lopezobradorista, pero, perdóneme, la revocación de mandato es igual que la elección de presidente, es un planteamiento liberal, la revocación de mandatos. ¿Por qué es liberal? Porque yo solito llego y firmo un papelito a escondidas, para que nadie me vea, eso es liberal, es ser individualista, eso no es democracia participativa, participa la gente pero no es democracia participativa, no es poder, seguimos en un esquema liberal, en donde individuos van y votan en un papelito para decidir allá arriba (…) Democracia participativa es cambiar totalmente el régimen, es que uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, nos pusiéramos a discutir: ¿Qué es eso de revocación? Digo, a ver, ¿yo nada más voy a decidir: yo quiero que tu sigas o yo quiero que no sigas? ¿Y dónde está la participación de la gente?"
Adolfo sabe de lo que habla y sabe también que es difícil lograr cambios significativos en materia de participación ciudadana dentro del terreno político mexicano. De ahí que indagáramos en cómo fue su transición de política popular a la política institucionalizada. "Siendo diputado federal hice la Ley, que está aprobada, tú la puedes consultar en internet, la Ley de Participación Ciudadana, bueno, como el pueblo no nos juntamos, no nos organizamos, y no somos conscientes, pues no la acatamos, como no acatamos un titipuchal de leyes, ¿no?, aquí se obedecen pero no se cumplen, eso nos lo mandó decir Felipe II hace 500 años y a rajatabla lo seguimos cumpliendo, obedecemos todas las leyes pero no cumplimos las que no queremos… entonces no cumplimos esa ley que nos beneficiaría, es ley y la puedes tú encontrar… bueno, si se cumpliera la ley de participación ciudadana romperíamos, porque es democracia participativa, como está escrita toda la ley, la puedes tú consultar, romperíamos el esquema democrático liberal representativo."
"Otra ley que hice al respecto, la Ley de la productividad, bueno no, antes de eso, voy poco a poco, una ley que hice … el artículo 153 de la Ley Federal del Trabajo, ¿Qué dice el artículo 153 de la Ley Federal del Trabajo? Dice que en todas la empresas, medianas y grandes, tienen que constituirse comités paritarios de productividad. ¿Qué quiere decir un comité paritario de productividad? Mitad trabajadores y mitad patrón. ¿Para qué? Para promover la productividad de la empresa, y además de promover la productividad de la empresa, ¿Qué otra cosa dice la ley? Repartirse las ganancias de la productividad no, y si es paritario tienen tanta fuerza como los patrones y (inaudible) ¿por qué los patrones deberían de cumplir la ley? Porque ellos salen ganando, en el sistema capitalista, no nada más ganas abatiendo precios, y para abatir precios abatiendo costos, y por lo tanto fundamentalmente costos salariales, no, ganas también aumentando la productividad."
CONSTRUCCIÓN DE COMUNIDADES
Para impulsar estas leyes, como servidor público, Adolfo construyó puentes de diálogo con otros partidos y con los sectores empresariales del país; les convencía de apoyar sus iniciativas apoyándose en esa misma vocación hacia la comunidad. "Soy comunista, no soy socialista… y no soy comunista porque sea miembro de ningún partido, no soy comunista porque haya sido yo miembro de la KGB, de la Unión Soviética, o de los guardias rojos de China, soy comunista porque pienso que el individualismo no desarrolla al ser humano, pienso que la comunidad, y comunismo viene de comunidad, entonces, yo estoy por la comunidad y todo lo que he hecho en mi vida, bueno en mi vida racional desde que tengo 18 años es, construir comunidades y construir comunidades, construir comunidades obreras, construir comunidades de colonias populares, organizaciones de colonias, construir sindicatos obreros, comunidades obreras… como comunidades, no como burocracia con un fulano acá arriba, sino como comunidad, un sindicato, eso es originalmente una comunidad, es lo que hecho toda mi vida, desde que tengo 18 años."
La cámara de grabación se apaga pero el discurso de Adolfo perdura en la mente de quienes le hemos escuchado. Sigue rondando el eco de las preguntas que nos hizo, de sus recuerdos como adolescente con un malestar social, del profesor que desafía nuestras más arraigadas creencias, del luchador social que nos invita a transformar nuestras comunidades. "Luchador social, que eso es lo que yo quiero que pongan en mi tumba."
La experiencia del Doctor Adolfo integra dos vocaciones: la social y la académica, ambas construidas en su juventud.