Para escribir esta colaboración me he detenido un par de días a observar a mis hijos, de seis y once años, en sus hábitos de esparcimiento y juego. Esa observación que se enmarca siempre en el contenido del sujeto que observa, en sus experiencias, lecturas, referencias más inmediatas, etc., me ha llevado a ligar el juego de mis hijos con ideas que comparten urbanistas sobre las ciudades y sus objetos, así como con algunos ejemplos de cómo transformar a La Laguna.
Empiezo pues notando, como muchos antes de mí, que prácticamente todos sus espacios de esparcimiento son espacios de consumo; sus momentos de juego son secundarios en relación a las horas que dedicamos los miembros de la familia al trabajo o la escuela, que les prepara también para formar parte del sistema de producción; el acceso a espacios de esparcimiento está determinado también por la capacidad adquisitiva de las familias, o la posibilidad de movernos.
Izaskun Chinchilla, autora del libro "La Ciudad de los cuidados" ha hecho un planteamiento mucho más profundo al respecto de las ciudades y cómo se ha plasmado en sus espacios físicos la idea que compartimos socialmente sobre producción. Le llama "ciudades productivas" al modelo de desarrollo urbano más frecuente en países industrializados. Como en La Laguna, las ciudades productivas priorizan su diseño e infraestructura a la productividad y al consumo, es decir, que no están diseñadas primordialmente para la compartición colectiva ni el descanso.
La autora también explica que, en este tipo de ciudades, incluso las áreas de "play ground" para niñas y niños en parques públicos y privados, están diseñadas para ordenar el juego, y no para incentivar la curiosidad y creatividad en las infancias.
Pensemos, por ejemplo, en que los parques y áreas verdes de Torreón están distribuidos a razón de 4m2 por habitante y 50% de estos espacios se encuentran al interior de fraccionamientos privados. Para la mayoría de la población, estas áreas no sólo son insuficientes sino que aquellos espacios existentes suelen suponer ambientes hostiles para el esparcimiento, como el exceso de superficies de concreto y la falta de sombras, por mencionar algunas.
Cuando estas condiciones se repiten sistemáticamente, ello repercute tanto en la configuración de las relaciones entre la ciudadanía, como sobre su bienestar en general. Otro texto, llamado "Manifiesto del Cuidado, las políticas de interdependencia", señala precisamente que las políticas públicas han ido obedeciendo a una transición de las políticas de "bienestar", que están relacionadas con lo comunitario, hacia políticas del "estar bien", de carácter individual.
Cuando las personas dejamos de convivir en el espacio público, ocurren cambios también en nuestra capacidad de asociarnos, de discutir y de transformar el entorno. Es decir, que la posibilidad de participar políticamente de manera organizada, también se ve diezmada por la falta de infraestructura adecuada, cercana y digna para la socialización presencial.
Aquí entrelazo los conceptos de cuidado (que suceden de manera intergeneracional), de derechos y de diseño urbano, con la idea central de Metrópoli Laguna: promover un modelo de gobernanza metropolitana en el que concurran las atribuciones de los tres órdenes de gobierno con la participación diversa y sustantiva de la ciudadanía lagunera, para dar solución integral a cada uno de los temas de interés metropolitano.
El Care Collective (Colectivo del Cuidado), autores del Manifiesto del Cuidado, sentencia que la única solución al modelo de ciudad productiva es que contemos con planeadores que escuchen y espacios para que todas y todos seamos tomados en cuenta. En este sentido, desde Metrópoli Laguna invitamos a las y los laguneros a participar en dos importantes procesos que hoy se desarrollan para nuestra región: la socialización del Plan Director de Desarrollo Urbano, que lleva a cabo el IMPLAN Torreón para recoger observaciones de la ciudadanía; y la convocatoria para integrar el Consejo Consultivo de Desarrollo Metropolitano Interestatal de La Laguna. Jóvenes, mujeres, personas de la tercera edad, usuarios de movilidades diversas, etc., debemos tomar un rol más protagónico en el hacer cotidiano de nuestra zona metro para procurar bienestar, posibilidades equitativas, libertades y derechos, para toda la población.