En esta conmemoración del Día Internacional de la Mujer es pertinente retomar, especialmente tras los acontecimientos más recientes en nuestro país que develan un rastro imborrable de violencias y dolor para cientos de familias, el concepto de "derecho a la ciudad" y sus implicaciones para prevenir y enfrentar las desigualdades estructurales que siguen obstaculizando el pleno desarrollo de las mujeres, y con nosotras, de nuestros hijos, hijas y de toda la sociedad.
Según Henri Lefebvre, y posteriormente David Harvey, el derecho a la ciudad va más allá de libertades individuales, para abarcar el derecho de las comunidades para hacer y rehacer, para transformar las ciudades. A este concepto acuñado desde la sociología, la ONU Habitat ha conferido una serie de acciones a las que las y los ciudadanos tenemos derecho en la urbe, y ciertas condiciones mínimas bajo las cuales se deben de desarrollar estas acciones:
"El Derecho a la Ciudad es el derecho de todos los habitantes a habitar, utilizar, ocupar, producir, transformar, gobernar y disfrutar ciudades, pueblos y asentamientos urbanos justos, inclusivos, seguros, sostenibles y democráticos, definidos como bienes comunes para una vida digna."
Las mujeres, histórica y actualmente, permanecemos en una situación de desventaja respecto a los varones de nuestro entorno para acceder a estos derechos. En términos de "habitar, utilizar y ocupar" la ciudad, vale la pena anotar que en México, según Lamundi (portal de bienes raíces), sólo 3 de cada 10 viviendas son propiedad de mujeres. No somos dueñas porque tampoco tenemos acceso a créditos hipotecarios, en la misma proporción. No tenemos acceso a créditos hipotecarios porque la inserción en el mercado laboral formal ha crecido únicamente un 1% en los últimos 10 años, según el mismo reporte.
Tenemos derecho a "producir" en nuestra ciudad, y sin embargo las brechas salariales siguen dando cuenta de que no lo hacemos en condiciones de equidad. El Observatorio de La Laguna publica el relato de estas brechas periódicamente, y en el último indica que seguimos siendo más las mujeres que percibimos menor salario en nuestra metrópoli que los varones.
El IMCO también relata en su informe "Con lupa de género" que las condiciones necesarias para que las mujeres participemos en el mercado laboral son variables dependiendo de la entidad. En el mejor de los casos, la CDMX cumple con el 64.5% de 18 indicadores para medir estas condiciones óptimas, mientras que Coahuila alcanzó el 51% y Durango el 42%.
El Derecho a la Ciudad incluye también el derecho a gobernarla, a tomar parte de sus decisiones y de sus planes a futuro. Actualmente en la ZML, gabinetes y dependencias municipales de mayor presupuesto e incidencia, dan cuenta de una balanza absolutamente inclinada del lado masculino. Así mismo los consejos ciudadanos, representan mayoritariamente a la población de hombres de nuestra ciudad.
En el aspecto de "disfrutar" de la ciudad, un valor indispensable para acceder a ello es el de la seguridad pública. La percepción de seguridad es muy importante para la confianza de las personas para salir a las calles y disfrutar de los espacios públicos disponibles en las ciudades. En nuestro entorno nacional y local, aunque el hogar sigue siendo el espacio donde mayormente ocurren las violencias contra las mujeres, también el espacio público presenta grandes retos para garantizar este derecho de las mujeres, niños y personas mayores o con discapacidad para transitar las calles, hacer uso del transporte y disfrutar de espacios de esparcimiento y recreación.
Así, cada derecho que la ciudad falla en garantizar para su población, se convierte en violencias: política, patrimonial, económica, física. En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, reflexionemos sobre estas violencias estructurales que vivimos las mujeres de nuestra metrópoli por razón de género. Debido a la falta de políticas públicas, planes, proyectos y acciones con perspectiva de género y presupuestos sin perspectiva de inclusión.