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México y Estados Unidos acordaron el viernes continuar en enero los diálogos para consolidar un acuerdo que permita poner fin a la disputa sobre las importaciones del maíz estadounidense que ha generado fricciones entre los dos países.
Las autoridades estadounidenses y mexicanas se reunieron el viernes en Washington y conversaron sobre la disputa comercial entre ambos países que surgió luego de la decisión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador de prohibir la importación de maíz transgénico para consumo humano. La prohibición entrará en vigor en enero del 2024.
La Presidencia de México dijo en un comunicado que se escucharon las inquietudes del gobierno estadounidense y se decidió continuar en enero las conversaciones. El objetivo es “consolidar un entendimiento mutuo” que dé certidumbre jurídica a todas las partes, pero no se precisó cuándo será la próxima cita.
Ambos gobiernos esperaban definir una solución a la disputa comercial antes de la visita que realizará el 9 de enero a México el presidente Joe Biden junto con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, para la Cumbre de Líderes de América del Norte.
Estados Unidos, que es el principal socio comercial de México, ha expresado preocupación por la decisión del gobierno de López Obrador contra el maíz transgénico y ha reconocido que la medida tiene potencial de “perturbar significativamente" el comercio y perjudicar a los agricultores de ambos países.
El secretario de Agricultura estadounidense, Tom Vilsack, expresó el mes pasado, tras una visita a México, que de no lograrse una resolución aceptable al asunto, Washington se vería forzado “a considerar todas las opciones, incluyendo la toma de medidas formales para hacer valer nuestros derechos legales” bajo el acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, el T-MEC.
Ante la preocupación expresada por Vilsack, México ofreció este mes extender hasta el 2025 la entrada en vigencia de la prohibición de importación del maíz genéticamente modificado.
México ya tiene otra disputa comercial y de inversión con Estados Unidos cuando este país pidió activar su sistema de resolución de controversias del T-MEC sobre las políticas energéticas mexicanas que, según Washington, favorecen injustamente a las empresas estatales de electricidad y petróleo en detrimento de los competidores estadounidenses y los proveedores de energía limpia.
Las partes mantienen conversaciones que no han conducido hasta ahora a ninguna solución. Estados Unidos podría insistir en la reclamación y ésta podría acabar en sanciones comerciales contra México.