(ESPECIAL)
Comer sin medida también es una adicción. ¿Te alimentas compulsivamente y no te resistes de comer el primer antojo que viene a tu mente? Puede que tengas una adicción por la comida. Para comprender este comportamiento, habitual en los seres humanos, especialistas en neurociencias y adicciones estudiaron las funciones del sistema límbico, aquel que regula las emociones, y en donde ocurren los impulsos, y analizaron la corteza cerebral, que controla la actividad racional, ¿será que la nuestra está fallando?
Rafael Maldonado López, coordinador de un equipo científico de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, ha estudiado este fenómeno que nos acompaña desde distintas épocas y civilizaciones, sí, nos referimos a la dependencia a la comida. Primero, estudiaron a un grupo de ratones y más tarde, llevaron esa misma investigación al estudio del comportamiento alimentario en humanos.
Para hablar de las conclusiones de estudio, el experto participó en un conversatorio organizado por la UNAM. Durante el encuentro virtual, Maldonado López indicó que tenemos un grupo de marcadores epigenéticos llamados microARNs (diminutas moléculas de ARN) que, entre muchas funciones, tienen la capacidad de modificar el comportamiento de nuestros genes. Algunas de las alteraciones que produce son conductas asociadas a la adicción a los alimentos, por ejemplo la compulsividad, motivación y resistencia al castigo.
"Se define el criterio de adicción a la comida basado en los criterios de adicción a drogas, en esa alteración del comportamiento. Consiste en persistencia a la respuesta, la insistencia en la búsqueda de comida, con una motivación enorme y consumo a pesar de sus consecuencias negativas", explicó el experto español.
Para llegar a estas conclusiones, en primera instancia, el grupo de expertos comparó los comportamientos de dos grupos de ratones: adictos a la comida y ratones sin fijación a los alimentos. Los hallazgos encontraron una particularidad en el primer grupo (ratones adictos); se trata de microARNs con mayor expresión en los roedores adictos, mismos que se encontraban exaltados en las personas que coloquialmente denominamos como "de buen diente".
"Las similitudes entre los resultados en ratones y humanos aportan gran importancia al estudio, pues el papel de la epigenética en la vulnerabilidad a la adicción a la comida abre la puerta para poder identificar biomarcadores de diagnóstico precoz, y para poder desarrollar terapias futuras mediante la modificación de la expresión de los microARNs", señaló.
En la actualidad, Rafael Maldonado y su equipo estudia la intervención de la microbiota intestinal y como esta puede tener también un papel importante en los desencadenantes de la adicción a la comida.