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El G7 condenó hoy "con toda severidad" el veto de los talibanes al acceso a la educación de las mujeres en Afganistán y exigió a ese país "frenar de inmediato" la represión que inflige a su población.
"La persecución de género es un crimen contra la humanidad", afirmó la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, tras la reunión virtual con sus homólogos del grupo de las siete grandes potencias, de la que Alemania ejerce hasta final de este año la presidencia de turno.
Las medidas adoptadas por los talibanes, como la exclusión de las mujeres de las Universidades, implican una "forma de represión sistematizada políticamente" por parte de ese régimen, apuntó la ministra.
La condena del G7, grupo integrado por Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Francia e Italia, además de Alemania, sigue a las emitidas por Washington, la Unión Europea (UE) y otros aliados occidentales, así como el secretario general de la ONU, António Guterres.
Los talibanes emitieron esta semana una instrucción a las autoridades de las universidades del sector público y privado para prohibir todo tipo de educación para mujeres "con efecto inmediato y hasta nuevo aviso", en un nuevo movimiento del régimen fundamentalista que ya prohibió hace un año la educación secundaria de las niñas.
La orden se suma a una larga lista de restricciones contra las mujeres impuestas por los fundamentalistas desde su llegada al poder hace un año y medio, como la prohibición a las adolescentes de asistir a las escuelas, la segregación por sexos en lugares públicos o la obligación de usar velo y estar acompañadas por un familiar masculino en trayectos largos.
Pese a que los fundamentalistas prometieron respetar los derechos de las afganas para poder obtener el reconocimiento internacional, la realidad que viven las mujeres en Afganistán se asemeja cada vez más a la época del primer régimen talibán de 1996 y 2001, cuando fueron recluidas en sus hogares, sin posibilidad de estudiar o trabajar.