(ARCHIVO)
Políticos palestinos llamaron a boicotear a la marca de ropa Zara tras conocerse que el dueño de la franquicia de la empresa en Israel organizó un evento político en su residencia junto al parlamentario ultraderechista Itamar Ben Gvir, conocido por su retórica racista antiárabe.
La campaña de boicot se ha proliferado tanto entre los palestinos de los territorios ocupados como aquellos con ciudadanía israelí, que difundieron desde ayer múltiples vídeos en redes sociales.
A esto se sumó una fatwa (decreto religioso) emitida por Mahmud Habbash, juez supremo de las cortes de Sharia (ley islámica) de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y asesor del presidente palestino en asuntos religiosos.
Según la agencia oficial de noticias palestina, Wafa, Habbash instó a "boicotear los productos de Zara en todo el mundo hasta que la empresa cancele su contrato con su operador en Israel". Además, llamó a autoridades islámicas de todo el mundo a sumarse al boicot.
Por otra parte, el Ministerio de Economía de la ANP anunció hoy que exigiría la rendición de cuentas a Zara y que enviaría una carta formal a la sede central de la empresa para que clarifique su posición respecto a este asunto.
La campaña de boicot comenzó tras conocerse que Joey Schwebel, cuya empresa opera la franquicia de Zara y otras marcas del grupo Inditex en Israel, organizó esta semana una reunión política en su casa junto a Ben Gvir, miembro del Partido Sionista Religioso y uno de los candidatos más polémicos de cara a las elecciones generales del próximo 1 de noviembre.
Ben Gvir, que integraría un potencial Gobierno junto al exmandatario Benjamín Netanyahu, es conocido por su violenta retórica contra los palestinos y entre sus propuestas figuran la revocación de ciudadanía o deportación de aquellos ciudadanos que no demuestren lealtad al Estado de Israel.
Medios israelíes citaron un comunicado de la oficina de Schwebel que indicaba que no comentarían sobre asuntos privados de su familia y otro del partido de Ben Gvir, que no negó el encuentro y destacó que "no hay ningún problema en que una persona en Israel albergue en su casa una reunión democrática con miembros del tercer partido más grande en intención de voto".