TRAMPA DE LA CONSULTA
"Vamos a votar # Que siga AMLO", es la leyenda que contienen los espectaculares colocados en los postes de la Comisión Federal de Electricidad y de Teléfonos de México a lo largo del Boulevard Miguel Alemán que une a las tres ciudades laguneras, con la efigie del susodicho sonriendo, colocada bajo el texto en algunos carteles y en otros "posters" de modo lateral. Seguramente habrá en otras vialidades y en otras ciudades, espectaculares semejantes.
El INE, es bien sabido, fue obligado, "forzado" o presionado a implementar este simulacro electoral y a aceptar las reglas impuestas por el poder. Sin embargo, el texto que debe contener la boleta para la votación en la consulta, aprobado al INE por la Corte es: "¿Estás de acuerdo en que a Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su período?"
En Panorama anterior, decíamos que no se justifica la consulta sobre la permanencia o no en el cargo del Presidente de la República; que se trata de una estrategia muy bien planeada y hasta este momento bien ejecutada para obtener como resultado la ratificación del mandato, no la revocación. Con los espectaculares a que me refiero se manifiesta de manera evidente que el Presidente está en plena campaña electoral, la cual opera con recursos públicos, introduciendo una indicación tendenciosa e inductiva que en nada se parece a lo que fue autorizado por el órgano electoral.
Esta propaganda política en favor de quien, supuestamente, está sometido al juicio popular, en realidad induce a votar por una de las dos opciones; rompe con los principios de igualdad y de imparcialidad, porque no está invitando a votar simplemente, sino que le dice a la gente por que votar; lo cual sería democrático, si no estuviera viciado por esa socarrona tendencia de inducir el voto.
El plebiscito y el referéndum son dos formas de participación ciudadana contenidas en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, es decir, son figuras constitucionales; se aplican en los casos de una situación política inestable, que ponga en peligro a las instituciones; en donde hay una intensa efervescencia popular que abierta o simuladamente quiere la destitución del titular del Ejecutivo, creándose con ello un clima de ingobernabilidad.
Este no es el caso de México, en donde ciertamente hay críticas, algunas muy duras o fuertes al Ejecutivo Federal, por las pésimas decisiones tomadas, y peor aún, por las acciones ejecutadas, pero nadie ha pedido la destitución del primer mandatario o de su gabinete; en realidad, la consulta para saber si se queda o se va, parte del propio órgano sometido al escrutinio popular. En términos coloquiales esta consulta se expresaría de la siguiente manera: "Dime si me voy o me quedo; yo quiero quedarme"; pero siempre induciendo el voto hacia la permanencia en el cargo".
En verdad, es al propio ejecutivo a quien más le interesa que haya esta consulta revocatoria, porque quiere recuperar el índice de aceptación popular que ha venido perdiendo paulatinamente en lo que va de su periodo. Si realmente hubiese una situación en la que el pueblo pidiese que se fuese, seguramente no aceptaría la consulta ni mucho menos la impulsaría, como lo está haciendo.
Aquí está la trampa: Si el ejecutivo y su partido quieren un igualitario juego democrático, que fijen espectaculares con la leyenda: "Vamos votar # que se vaya AMLO", para contrarrestar la influencia de la contraparte. El INE ha pedido reiteradamente a la dirigencia de Morena que retire esos espectaculares porque pone en desventaja a sus opositores, pero lamentablemente la organización política aludida no ha hecho caso.
¿Por qué decimos que es una trampa? Imaginemos una conversación entre un grupo de cinco o seis personas, aparentemente sin instrucción ni cultura y platican sobre la consulta. Entonces uno de ellos expresa: "ya saben que habrá una consulta para decidir si el presidente termina su periodo o le pedimos que se vaya, anticipadamente? Después de discutirlo, oyendo la opinión de cada uno, otro del grupo, termina con el coloquio, diciendo convencido: "Ya lo dice la propaganda: vamos votar porque siga AMLO".
Y esta propaganda claramente electoral está financiada con recursos del erario, colocando en un plano desigual a quienes quieren que se vaya y a los que desean que continúe. Lo cierto es que la población está confundida. Tan fácil que hubiera sido implementar una boleta dividida en dos secciones: una, en la que dijera: "Porque se vaya a partir de mayo; otra, en la que se inscribiera: "Porque termine su periodo".
Es de preferirse la opción de que AMLO permanezca en el cargo hasta el término de su periodo, porque ¿se imagina usted, amable lector, lo que sucedería políticamente si se le revocara el mandato? Como se trataría de una ausencia definitiva y ésta se da dentro de los últimos cuatro años del periodo, el Congreso de la Unión tendría que nombrar a un presidente sustituto. Y quien sería el designado? Se desatará una guerra al interior de los partidos que difícilmente se pondrían de acuerdo en la persona idónea, generándose con ello inestabilidad y caos. Además consideremos que Morena tiene mayoría en ambas cámaras y designarían a uno de los suyos, con el riesgo de que siempre puede haber uno peor.
De antemano se sabe que los que están porque se vaya difícilmente podrían ganar, si tomamos en cuenta que Morena tiene 19 gubernaturas y un considerable número de municipios que, seguramente desplegarán toda clase de acciones e invertirán recursos para que haya una abultada votación y que ésta sea en el sentido de que "AMLO siga hasta terminar su periodo.
Por lo pronto hay que ir a votar y haciendo un análisis de la situación política que vive el país, votemos por lo que más le convenga a México.