¡UNA GENERACIÓN ÚNICA!
Siempre me consideré un aficionado al futbol americano, hace unos días al estar viendo el espectáculo de medio tiempo del "Super Bowl", mis hijos comentaban con gusto y conocimiento sobre el gran show, no identifiqué ninguna de las canciones, ni a los intérpretes, me sentí completamente "pasado de moda". Al estar actualizando el currículum para el centro nacional de evaluación veterinario, para la certificación de nuestra especialidad en perros y gatos, al ver las constancias y fechas en que cursé mis estudios, desde primaria hasta el último curso de capacitación, recordé los bellos momentos de las escuelas de mi formación. Vinieron a mi mente acontecimientos especiales de aquella época, la televisión a color, que reemplazaba a la de bulbos de blanco y negro, ver en vivo al primer astronauta pisando la luna en el Apollo XI, el trágico desfile de Kennedy en Dallas, la aparición de relojes digitales, calculadoras de bolsillo, los modulares que desplazaban a las enormes y bellas consolas de madera, donde colocábamos los discos de acetato para escuchar los éxitos musicales que se encontraban de moda, Creedence, Beatles, Chicago, Apson, Elvis Presley, Paul Anka, Enrique Guzmán, Rafael, Mike Laure, Leo Dan, entro otros. Cómo olvidar la primer tardeada, mis grandes amigos, el primer amor. Que bellas fueron aquellas experiencias de nuestra juventud, los valores de nuestros padres y maestros, dieron pauta a lograr hombres de bien para el mañana, hoy nuestra vieja generación, quienes tratamos de seguir ese gran ejemplo con nuestros hijos.
No cabe duda que hemos tenido el privilegio de pertenecer a una generación especial, recuerdo el gran respeto que le teníamos a nuestros padres, que con la simple mirada llegaban a controlar nuestras acciones sin emitir una palabra. El ser buen estudiante era el principal objetivo de nuestra existencia, buenos hijos ya lo éramos, traviesos e inquietos, pero respetuosos. Viene a mi mente las tareas escolares, dedicábamos gran tiempo metidos en la biblioteca para consultar aquellas viejas enciclopedias; Temática, Quillet, Británica, era el internet de nuestra época, los libros, los padres hacían el sacrificio y compraban la enciclopedia a largo plazo, no teníamos excusa para no ser buenos estudiantes. La mayoría de mis contemporáneos, logramos hacer una profesión, resultando buenos esposos, excelentes padres y amorosos abuelos. Una de las razones por la cual fuimos esa generación obediente, fue gracias a nuestros progenitores, el padre mientras trabajaba todo el día para darnos lo básico y una escuela de gobierno donde no había distinciones, nuestra madre estaba al pendiente de nosotros, tareas, alimentos, uniformes, cepillado de dientes, amigos, juegos, fiestas, curaciones, no se les pasaba nada, y tenían un método muy efectivo para enmendar nuestro comportamiento, "la chancla", aún no estaba de moda los Psicólogos, ni el síndrome de déficit de atención, que hoy lo diagnostican frecuentemente a todo niño inquieto, aquél antiguo método fue una excelente remedio disciplinario, que magnífica puntería tenía mi madre cuando pretendíamos escapar, de ninguna forma evadíamos el "chanclazo" a nuestras travesuras de seis hermanos que fuimos. Desde entonces existía el "Bullying", uno de mis hermanos menores al preguntarle si lo padecía en la escuela, decía, cuando tienes hermanos más tremendos que esos malos compañeros, te vuelves inmune a sus bromas y te sabes defender.
Tal vez sea por la experiencia de nuestros viejos años, pero ahora la vida la disfrutamos con mayor calma y sabiduría, acontecimientos sencillos ahora las gozamos enormemente, como una reunión con los hermanos, el encuentro con los compañeros de primaria, la reunión anual con los amigos del equipo de preparatoria y de la facultad, celebrar con los colegas la posada anual, disfrutar en familia los juegos en televisión del equipo de nuestros guerreros, "Santos", y el regalo más grande que nos ha otorgado la vida, convivir con nuestros nietos.
Que bellas vivencias fueron la de nuestros años mozos, y que afortunados fuimos con el deporte que practicamos en la escuela que cambió nuestras vidas. Nos obsequió los mejores amigos de los equipos de mis amores, Apaches de PVC y Toros de Veterinaria, nos enseñó el trabajo en unión, nos alejó de malos caminos, aprendimos a jamás claudicar, volver a levantarse y a buscar la victoria en todos los aspectos de la vida. Así fue mi generación de los años cincuenta, que lamentablemente se está acabando.