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El encanto de la navidad

M.V.Z. FRANCISCO NÚÑEZ GONZÁLEZ

Nunca dejes de soñar, el futuro pertenece aquellos que creen en la belleza de los sueños. Qué mejor aliciente para la época que nos ha tocado vivir, que continuar con un espíritu optimista, aprovechar los desafíos y convertirlos en oportunidades, para salir una vez más adelante.

¿Quién no se ha fijado un propósito en la vida?, material, físico, sentimental, cualquiera que éste sea. ¿Cómo inicia ese deseo?, con un bello y mágico sueño. No cabe duda que los sueños son lo más hermoso en la niñez, bendita inocencia donde no existen límites en la imaginación, deberíamos de seguir ese ejemplo los adultos, pero callamos nuestros sueños por temor a que se rían de ellos, y nos desaparece el castillo que pretendemos alcanzar, argumentando que a nuestra edad, hay que poner los pies sobre la tierra.

En esta época donde los bellos sentimientos afloran del corazón y deseamos los mejores anhelos, momentos de reencontrar a nuestros seres queridos que teníamos tiempo sin verles, dar el presente a la persona que estimamos, época en que los niños esperan impacientes la visita de Santa Claus.

Una temporada mágica que anhelamos todo el año, no solo los niños, también los adultos. La Navidad es todo esto, un sueño, una ilusión, un encanto, un costal lleno de alegría y bendiciones, recibir y dar abrazos, días de reconciliación, de agradecimiento, época de compartir obsequios y alimentos con las personas que más queremos, y lo más importante, venerar el nacimiento de Jesucristo.

Lamentablemente este espíritu permanece en nosotros solo la temporada de Navidad, un instante fugaz, deberíamos de conservar este sentimiento todo el año y con todo el prójimo, hacer a un lado el orgullo y dar el saludo al vecino que hace años no le dirigimos la palabra, volver hablar a quién fue nuestro amigo, que por una nimiedad nos disgustamos, abrazar al hermano que tantos años llevamos sin reunirnos por un mal entendido, o simplemente por no saber pedir perdón.

Qué hermoso sería que todos los días de todos los años, estuviera presente la Navidad, que existiera la buena voluntad en todas las personas y también hacia los animales en toda la faz de la tierra, seguir el mensaje del Señor. Disfrutar la vida sanamente y respetar a nuestro prójimo.

Qué gratos recuerdos tenemos las viejas generaciones del espíritu de la Navidad, donde nuestros padres hacían la tradicional posada con los cánticos navideños, pidiendo posada los peregrinos, José y María desde la calle, y recibíamos la contestación del interior de la casa, al darnos el pase a la morada rezábamos y luego disfrutábamos de las golosinas, colaciones, cacahuates, cañas, naranjas, tejocotes, al romper la piñata.

Fue la mejor época en nuestra niñez, teníamos que portarnos bien todo el año, de lo contrario no llegaba Santa Claus a nuestra casa, convivíamos con toda la familia reunida en la tradicional cena de Noche Buena, todo eso era Navidad. Nos legaron esta tradición, junto con los valores primordiales en la vida, que ahora ven los frutos nuestros hijos en sus hijos, disfrutando de una familia unida y feliz, viviendo en santa paz con el prójimo.

¡QUE LA SALUD Y LA FELICIDAD REINE EN SUS HOGARES ESTA NAVIDAD!

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