(EFE)
La policía de Nicaragua allanó la residencia de un obispo católico el viernes, aparentemente deteniéndolo junto a varias personas que estaban con él y que estaban sitiadas por los agentes desde hacía dos semanas.
La operación antes del amanecer ocurrió luego de que las autoridades nicaragüenses acusaron el 5 de agosto al obispo de la diócesis de Matagalpa Rolando Álvarez, un abierto crítico del gobierno del presidente Daniel Ortega, de presuntamente “organizar grupos violentos” y de incitarlos “a realizar actos de odio contra la población”.
A primera hora del viernes, la diócesis de Matagalpa publicó en redes sociales el mensaje: “#SOS #Urgente. A esta hora la Policía Nacional ha ingresado a la Curia episcopal de nuestra Diócesis de Matagalpa”.
Ni la Policía Nacional ni el gobierno confirmaron de momento el allanamiento y las detenciones.
En un mensaje de video, Pablo Cuevas, abogado del no gubernamental Comité Permanente de Derechos Humanos, condenó la detención de Álvarez, pero dijo que no era inesperada. “Ha ocurrido lo que evidentemente iba a ocurrir, la detención arbitraria y abusiva de Monseñor Álvarez”, afirmó Cuevas.
Edwin Román, un sacerdote nicaragüense exiliado en Estados Unidos, tuiteó: "¡DIOS MÍO! Qué barbaridad, se han llevado a Monseñor Rolando Álvarez, con los sacerdotes que estaban con él”.
La policía dijo la semana pasada que la investigación al obispo de Matagalpa incluiría a varias personas y advirtió que no se les permitiría salir de sus casas mientras se realizaban las indagaciones.
Las detenciones son el colofón de semanas de crecientes tensiones entre la Iglesia y el gobierno de Ortega.
Anteriormente, el gobierno había cerrado ocho radioemisoras y un canal de televisión en la provincia de Matagalpa, 130 kilómetros al norte de Managua. Siete de las emisoras eran gestionadas por la Iglesia católica.
El anuncio policial de la semana pasada de que Álvarez estaba siendo investigado se produjo apenas unas horas después de que la primera dama y vicepresidenta Rosario Murillo criticara los “pecados contra la espiritualidad” y la “exhibición de odio”, en una aparente referencia al obispo.