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Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, encargado de dictar la política monetaria de ese país señaló que el 'dolor' para la economía sería mayor si no se contemplan nuevas alzas en las tasas de interés, por lo que el 'dinero caro' será una de las constantes que observaremos en los próximos meses con el objetivo de controlar la inflación. Esta declaración cimbró los mercados financieros de ese país y contagió a los principales a nivel mundial, la preocupación fundamental: enfrentarse después de 10 años a un incremento constante del costo del dinero.
En un breve pero contundente discurso, el presidente del banco central estadounidense avanzó que restaurar la estabilidad de precios "probablemente requerirá" mantener una postura monetaria "restrictiva durante algún tiempo".
Y "en algún momento" -todavía no estimado- será recomendable ir "moderando el ritmo de subidas" de tipos de interés, reconoció. Powell recordó que en julio, tras subir los tipos 0.75 puntos (el cuarto incremento seguida de tipos y el segundo consecutivo de la misma cantidad), se advirtió de otro posible "aumento inusualmente grande" en septiembre, pero este viernes condicionó la posible subida a la evolución de los datos y de las perspectivas económicas.
El discurso de Powell es el principal atractivo -y la única intervención pública, el resto es a puerta cerrada- de este encuentro en el que participan gobernadores de bancos centrales, responsables de instituciones y directivos de empresas, y que tiene lugar en el marco de una inflación mundial desbocada como consecuencia de la Guerra de Ucrania y los coletazos de la pandemia.
Con el tema "Reevaluación de las restricciones en la economía y la política", los participantes debaten hasta este sábado sobre temas como las restricciones económicas producidas durante la pandemia o sobre cómo las consideraciones de suministro han vuelto al centro del escenario.
"Los bancos centrales pueden y deben asumir la responsabilidad de lograr una inflación baja y estable", apuntó Powell, defendiendo las decisiones del regulador estadounidense, que ha sido mucho más agresivo que otros bancos centrales en su lucha contra la inflación.
Wall Street cerró este viernes en rojo y el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, retrocedió un 3.03 por ciento, acabando su segunda semana consecutiva en negativo. El selectivo S&P 500 retrocedió un 3.37 por ciento o 141.46 unidades, hasta 4,057.66 puntos. Por su parte, el índice compuesto del mercado Nasdaq, que aglutina a las principales tecnológicas, descendió un 3.94 por ciento o 497.55 enteros, hasta 12,141.71 unidades.
La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cayó este viernes un 0.95 por ciento en su principal indicador, para ubicarse en 47,272.11 unidades, porcentaje que la llevó a cerrar la semana con un retroceso del 2.46 por ciento.