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El representante científico de México ante la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), José Enrique Herbert Pucheta, informó que, con el apoyo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, se logró determinar, a través de resonancia magnética, las características genéticas de distintos vinos, lo que permitirá proteger su origen.
Como si se tratara de ADN, la huella del vino es un perfil metabólico, basado en una técnica desarrollada en México y aprobada por la OIV, que determina la cantidad de sustancias químicas que están presentes en todo el proceso del vino, desde su uva, origen geográfico y procesos de fermentación, explicó.
Resaltó que con esta huella se pueden identificar y redefinir diferentes orígenes geográficos del vino, autenticaciones de variedades y ofrece la posibilidad de evaluar los efectos del cambio climático en las unidades productivas, lo que permitirá generar una estrategia de mitigación, adaptación y rescate de material vegetativo.
Herbert Pucheta detalló que se está en fase de validar esta técnica compleja con los otros métodos avalados en identificaciones y cuantificaciones asociadas a sustancias en parámetros de degradación, aminoácidos y azúcares, a través de algoritmos basados en inteligencia artificial, que fueron generados en el país.