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Ahora que el mundo padece la alta inflación, cada país busca el remedio para que este fenómeno no tenga efectos colaterales tanto económicos como sociales. Sin embargo, no hay una receta única. Lo que recomiendan organismos multilaterales y el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), parece que no es nada nuevo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) instó a los gobiernos, sobre todo de economías emergentes como México, a instrumentar mecanismos de apoyo especialmente a la población vulnerable. En países con redes de protección social, consideró que deberían ampliarse esos programas para incluir temporalmente a otros grupos de población que lo necesiten.
Los gobiernos que cuenten con espacio fiscal adicional pueden utilizarlo, pero con prudencia para no crear otro problema a futuro, advirtió. Por su parte, el gerente general del BIS, Agustín Carstens, pidió a los bancos centrales tomar acciones contundentes contra la inflación. En su más reciente informe anual, el BIS señaló que deben procurar hacer un ajuste sin generar una recesión económica, para lo cual es fundamental anclar las expectativas inflacionarias.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) consideró que para responder a la coyuntura se requieren políticas fiscales y monetarias a favor del crecimiento. Para contener a la inflación, la Cepal señaló la importancia de que la política monetaria utilice el más amplio espectro de herramientas disponibles.
Esto requiere combinar el uso de su principal tasa de interés con instrumentos macro prudenciales y cambiarios, a fin de enfrentar la inflación minimizando los efectos negativos sobre el crecimiento y la inversión. En su opinión, las políticas agrícolas e industriales podrían fortalecer el apoyo a la producción agropecuaria, así como dar prioridad al uso de los biofertilizantes. En ese entorno, algunos países han elaborado sus propias recetas. México ha optado por los subsidios a las gasolinas y el control de precios de 24 productos básicos.
Argentina decidió dar apoyos a los molinos encargados de procesar la harina, para disminuir el costo del pan y otros bienes comestibles. Estados Unidos, después de instrumentar el mayor programa de estímulos fiscales desde la Segunda Guerra Mundial para enfrentar la pandemia, propuso pausar por tres meses el impuesto federal a las gasolinas. Sería un apoyo adicional al plan que presentó a finales de mayo, que incluye acciones de la Reserva Federal, liberar reservas petroleras, reducir el déficit elevando los ingresos tributarios con una reforma fiscal para que los ricos paguen más impuestos.