(CORTESÍA / UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA)
“Según yo quería ser físico y estudiaba muchísimas horas al día. Entonces, tuve una novia que me dijo: ‘¿No quieres ir a unas clases de teatro?’. Como si me hubiera dicho también ‘vamos a jugar futbol’ o lo que sea”. El primer actor Daniel Giménez Cacho relata sus inicios en la actuación, mientras lo acompaña el escritor y cineasta Roberto Fiesco, en la sala 2 del Conjunto Santander de Artes Escénicas, donde se realiza la 37.ª edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).
En el recinto se presenta el libro Les juro que no soy así, donde Roberto Fiesco ha escrito un recorrido por la carrera del actor, empleando la propia voz del protagonista. Este martes, Daniel Giménez Cacho también recibió en sus manos el Premio Mayahuel de Plata Homenaje Nacional del FICG, en reconocimiento a su vasta trayectoria.
Nacido en Madrid, España, en 1961, Giménez Cacho es hijo de refugiados españoles de la posguerra, quienes regresaron a México cuando él apenas tenía dos meses de edad. Su trabajo en teatro y cine le ha valido reconocimientos tanto en México, como en otras partes del mundo.
En cine, destacan sus trabajos junto a directores como Arturo Ripstein, Pedro Almodóvar, Lucrecia Martell, Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y, recientemente, Alejandro González Iñárritu, entre otros.
“Tú (como actor) eres una pieza, parte de un sueño que ellos (los directores) llevan un rato largo escribiendo, consiguiendo el dinero, armando, vistiendo a los personajes, etcétera. Cuando tú llegas, está todo un universo que es suyo, es sólo suyo. Entonces, hay que tener la capacidad de ver que vas a ser una pieza, en un mundo diseñado”.
Sobre sus proyectos más recientes, Daniel Giménez Cacho estelariza Bardo, la última película filmada por Alejandro González Iñárritu, la cual llegará a Netflix a finales de 2022. Aunque todavía no ha podido ver la película, el actor adelantó que en ella interpreta a un periodista, que se podrá ver a la Ciudad de México como nunca antes se ha visto y que el rodaje le resultó toda una fantasía, pues se rodó durante 22 semanas, más otras cuatro semanas de ensayos.
“Fue un proceso que calificaría como una fantasía, como un sueño. Jamás había trabajado así y no creo que vuelva a trabajar así, es muy poco probable, con esa cantidad de tiempo, con esa cantidad de recursos”.