(ESPECIAL)
La tarde de este domingo, a través de redes sociales, familiares directos reportaron el fallecimiento del doctor Manuel Terán Lira, reconocido historiador y comunicador de la Comarca Lagunera, quien además fungió como colaborador de esta casa editora con la columna Desde Macondo.
Nacido en enero de 1939, Terán Lira tuvo contacto con la historia desde temprana edad. Cursó la primaria en la Escuela Oficial del Centenario, después ingresó en la Secundaria y Preparatoria Venustiano Carranza, cuya sede en ese entonces se encontraba frente al Bosque Venustiano Carranza. Posteriormente, realizó el bachillerato en la Escuela Federal Nocturna y su carrera como médico cirujano partero en el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Según narra el doctor Jesús G. Sotomayor, cronista oficial de Torreón, el doctor Terán Lira fue un apasionado a la historia, misma que difundió a través de libros y espacios en distintos medios de comunicación pertenecientes la región. Entre sus publicaciones, destacan los libros La historia de Torreón, El Chojo Ladislao, La fundación de Gómez, Indios laguneros, El 20 de noviembre de 1910 en Gómez Palacio. Además de aportaciones literarias como Cuentos laguneros, El niño Fidencio, Lotería, entre otros.
En 1981, fundó y dirigió la revista Revolución, pero quizá uno de sus papeles más recordados es como presentador de televisión, medio que empleó para hacer llegar la historia de La Laguna hacia el público, en gran cantidad.
Como gran prolífico de la historia, sus actividades continuaron y en 1983, fundó el Museo de la Revolución en las antiguas compuertas del Canal del Coyote, mismas que son conocidas como “La Casa Colorada” y que representa el segundo inmueble más viejo de la ciudad después del Torreón que se encuentra en el Museo del Algodón.
Historiadores se despiden
Ante la partida de Terán Lira, el cronista de Torreón, Jesús G. Sotomayor, compartió a El Siglo, que ambos sostuvieron una gran amistad. Enfatizó en que fue un personaje lagunero capaz de despertar el interés por la historia en la gente, especialmente en el aprecio y estudio de la Revolución mexicana.
“Él escribió bastante y tuvo su Museo de la Revolución, ahí en la Casa Colorada, una de las primeras construcciones en Torreón. Muy chiquito, pero muy magnífico, muy completo. A mí me obsequió algunas fotografías, copias, desde luego, cuando escribí de Argumedo y varias cuestiones de la Revolución. Yo lo estimé, lo aprecié, incluso me presentó el libro sobre los orígenes e historia de la PVC”.
Como anécdota, Sotomayor recuerda que, junto a Terán Lira, el libro de la PVC también fue presentado por don Pedro Rivas Figueroa. Cuando llegó el turno de don Manuel Terán Lira, las lágrimas brotaron de sus ojos, pues el texto de Sotomayor le despertó recuerdos de su época de estudiante en esa preparatoria.
“Todo lo que se tratara de Torreón y de La Laguna, era para él una cosa enorme, en cuanto a afecto se refería. […] Es una pérdida muy sensible, pero fue un hombre que se significó por su aprecio a La Laguna, sobre todo a Torreón y, más que nada, por la luz que nos dio acerca de los eventos de la Revolución mexicana en La Laguna. Fue un personaje que todos nosotros debemos recordar de por vida”.
Mientras tanto, el también historiador, Carlos Castañón, volvió a enfatizar en el aspecto de que Terán Lira llevó la historia a los medios masivos, en particular hacia la televisión, en una época donde este medio lo era todo.
“Por muchos años fue un gran animador, un gran promotor de la historia y mucha gente le confío objetos, fotografías, libros, archivos que le llevaban de la historia de Torreón. Entonces, de alguna manera, él fue un custodio y cronista de la ciudad durante muchos años. Su libro Historia de Torreón, fue un libro que buscó nuevamente divulgar la historia, después de que por muchos años, el único libro que había era el de Eduardo Guerra. Él es continuador de esa tradición”.
Castañón recalca que la partida de Terán Lira deja un legado importante, pues hizo varias obras de divulgación, recopiló leyendas, fabricó plaquetas sobre temas como la matanza de los chinos o el bandolero conocido como El Cholo Ladislao, historias que retomaba con un sentido popular.
“La gente lo quería mucho, porque durante años lo vimos en la televisión y nuestro primer acercamiento a la historia lagunera fue gracias a sus pequeñas cápsulas y, sin duda, su aportación es relevante para la historia de la ciudad. Deja un legado de libros, de publicaciones y, en buena medida, también un acervo que está en el actual Museo de la Revolución, en la calle Lerdo de Tejada”.
Recuerdos de un mural
La influencia de Terán Lira también se ha mostrado en el trabajo de creadores. Tal es el caso del artista urbano Joks, quien en 2018 pintó un mural con el rostro del cronista. La obra se ubicaba en el oriente de la ciudad, cerca de la intersección del bulevar Revolución y la calzada Saltillo 400.
En entrevista, Joks reveló que, desde sus inicios en el arte, ha tenido en cuenta los rostros de los personajes que son íconos para La Laguna. En un principio, por el año 2005, fabricó un stencil con el rostro del cronista, mismo que pegó en diversos muros de Torreón, para generar una propaganda callejera de su imagen como personaje referente de la cultura lagunera.
Joks recuerda que llegó a conocer al historiador en el antiguo Museo de la Revolución que se ubicaba en la Casa Colorada, donde le comentó sobre su proyecto. Para su sorpresa, Terán Lira estaba enterado de que su rostro era plasmado en la ciudad gracias al ímpetu de un joven.
“La última vez que lo pinté, donde hubo un poco más de revuelo, fue cuando nos prestaron un muro por el bulevar Revolución, porque había una problemática de grafiti y nos contactó el dueño de ese muro, porque batallaba mucho, pues le rayaban el muro y luego iban los que hacían anuncios de publicidad de los bailes. Él quería que se pintaran otras cosas, como propuestas laguneras, y ahí cuando se me prendió el foco de pintarlo otra vez”.
En ese mural, Terán Lira aparecía con semblante amable, luciendo un sombrero. Joks logró que la hija del historiador le facilitara una fotografía que luego trasladó al muro, gracias a su talento en el manejo del aerosol. Ante su fallecimiento, el artista indicó que le gustaría volver a pintarlo, por lo que está dispuesto a plasmarlo si se le facilita una barda.
Sin duda, la vida del doctor Manuel Terán Lira fue toda una crónica de La Laguna, un legado construido con ladrillos de trabajo, divulgación y compromiso por la historia lagunera. No queda más que honrar su memoria con el rescate de las nuestras raíces regionales. Hoy el pueblo de su querida Comarca replica en redes sociales su famosa frase: “¡Vámonos que ya ensillaron y hasta a pelo se están yendo!”.