Es de Sao Paulo, Brasil. Nació en el circo de su familia, donde pertenece a la quinta generación de circenses. Rodrigo García solía jugar imitando algunos actos que veía bajo la carpa, le gustaba todo lo que veía, pero los payasos siempre captaron mayormente su atención.
“No se aprende, esto se nace. Tú miras a los payasos, aprendes sus actos y obtienes tu forma. Cada payaso tiene su forma, sus maneras de trabajar. Es un don como para el ballet, para la pintura, para el teatro. Puedes aprender actos, aprender técnicas, pero el payaso ya nace con eso”.
Rodrigo mira el espejo de su camerino detrás del escenario de Tihany Spectacular. Ha comenzado a alistarse para la función de esta noche en Torreón. Falta menos de una hora para la tercera llamada. Primero pasa un rastrillo por su rostro, luego aplica maquillaje, al mismo tiempo que asegura que ser payaso es una forma de vivir.
“No es solo un trabajo, es una cosa que yo amo, que me encanta. Me encanta hacer a la gente reír, todos los días hay un público diferente, todos los días es un nuevo juego, un nuevo desafío, porque todos los días hay un público diferente, ¡nunca sabes cómo va a reaccionar! Cada día son diferentes las reacciones, por eso es bonito trabajar con la improvisación”.
Comenzó a trabajar a los 20 años de edad. Tenía el don. Hacía reír y contaba chistes con facilidad, además ostentaba aptitudes para la pantomima y los malabares. Hizo su carrera en las carpas y el destino lo llevó a Tihany en 2017. Mandó videos de sus rutinas y compitió contra otros payasos del mundo. Fue elegido. Aguantó los años de pandemia y ha retornado al escenario con toda la enjundia para cumplir su sueño.
“Trabajar en Tihany es un sueño para todo artista. Es como para un jugador de futbol jugar en Barcelona, en Madrid. Es de los circos más grandes del mundo, con un show único”.
El artista vive en el mismo circo, dentro de un tráiler. Dice que le agrada más que residir en la ciudad. Viajar le permite conocer distintos paisajes, nutrir su vista, conocer costumbres y degustar platillos. Su preparación para el escenario no tiene trucos ni rituales. Prefiere estar tranquilo, relajarse, amansar los nervios, ignorar las dudas, ser espontáneo.
“Yo trabajo con pantomima, con mimo, con malabares, con equilibrio, con magia, toco instrumentos. Sé hacer muchas cosas con arte y circo en general, para ponerme en acto de payaso, porque esta forma que yo trabajo, sin hablar, te obliga siempre a sorprender el público con trucos de mimo, de pantomima. Entonces, no es común. Tú vas y escuchas la radio, hay comediantes que cuentan chistes, en la tele, en el teatro, en el cine, en Facebook, en YouTube, y en el circo quieren ver algo diferente”.
Para su rutina, se inspira en el legado de sus familiares. Cambia algunos detalles, por ejemplo, algunas cosas que épocas pasadas eran chistosas y en la actualidad han perdido vigencia. También diseña el tiempo, la interacción con el público. Su nombre artístico es su nombre de pila: Rodrigo, pues para las cosas de payaso le gustan las cosas simples.
Es la primera vez que Rodrigo visita México. Le encuentra parecido con Brasil, pues se ha encontrado con un público simpático, participativo, que gusta de las artes circenses. Aunque sabe que todo es un juego, con sus respectivos vaivenes. Hay ocasiones en que el respetable está más hostil que la noche anterior. Por el contrario, puede haber funciones con el público conectado al cien por ciento con el artista. La vida sobre el escenario es impredecible, igual que la vida debajo de él.
“El payaso es la figura principal. Nunca he visto un circo sin payaso. Ha habido circo sin trapecistas, sin malabaristas, sin equilibristas, sin mago, pero sin payaso nunca. El payaso sirve para todo el circo, para divertir, para hacer que la gente olvide sus problemas en casa. La gente quiere reírse, quiere divertirse. Y también, en momentos, en actos de tensión y peligro, el payaso da un contrapunto, una cosa para relajar a la gente”.
Durante la función de Tihany, Rodrigo tiene varias participaciones. Se puede decir que es el enlace entre los números de sus compañeros. Es también una especie de “bombero”, si pasa algo mal en las presentaciones de sus colegas, él entra para intentar de salvar la noche o hacer tiempo en lo que la función continúa. En este rubro es de suma importancia la improvisación, saber jugar con lo imprevisto. “¡Me encanta! ¡Me encantan esas cosas también! Porque juegas y tienes que buscar siempre algo más”.
Rodrigo cree que él mismo se divierte más que el público. Le encantan los aplausos, la risa, su único objetivo es divertir al respetable de una manera sana.
“Tu, como buen cómico, puedes hacer una buena película y ahí ya está, para siempre. El payaso todos los días tiene que probar que puede hacer un buen trabajo. Tú puedes ser un gran payaso y estar un día mal. Todos los días tiene que probarle al público que puede crear la alegría y hacer un buen trabajo”.
Rodrigo ha vivido bajo las carpas desde pequeño y ahora forma parte de Tihany Spectacular (VERÓNICA RIVERA)