ARCHIVO EL SIGLO DE TORREÓN
Dos años de la pandemia de COVID-19 obligaron a la población mundial a estar encerrados en casa, con las mínimas interacciones con otras personas, y uno de los tantos sectores que se vio afectado fue la educación de nivel básico.
Los preadolescentes que tuvieron que pasar de primaria a secundaria completamente en línea, se vieron en un reto, ya que algunos tenían muy poca accesibilidad a un teléfono inteligente o al internet, lo que derivó una baja conectividad a las clases en línea, y con ello, bajo nivel de socialización con nuevos compañeros.
Luego de que finalmente los alumnos regresaron a clases completamente presenciales, la educación y la salud mental en alumnos de secundaria se ha vuelto un reto para ellos, sus padres y maestros.
Al respecto, la directora del Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez, Osiris Pazarán Galicia, explicó que la pandemia trajo mayor ansiedad entre los niños y adolescentes, “estar estos dos años guardados en su casa en espacios pequeños, ellos reprimidos sin poder socializar, jugar, saltar y siempre pegados a una pantalla incrementó la idea suicida”, explicó.
Hasta el momento, no se pueden determinar todos los efectos que trajo este encierro en los adolescentes; sin embargo, algunos alumnos ya han manifestado problemas al regresar a clases.
Por su parte, Thalía López Delgado, Coordinadora de Tecnologías en la Secundaria Técnica Número 26, en el turno vespertino, en Gómez Palacio, detalló qué hay una gran diversidad de alumnos al hablar de nivel educativo y salud mental.
Debido a las posibilidades económicas y a los estilos de aprendizaje, hay alumnos con un nivel educativo más avanzado, así como otros con un nivel precario, “cuando estuvimos en línea, te podría decir que en algunas clases solo el 50 por ciento se conectaba. El ánimo estuvo fatal, me tocó dar acompañamiento a una alumna que me decía: 'no puedo' (...) tal vez porque perdieron a algún familiar muy importante o este tipo de aspectos que trajo la pandemia”, señaló López.
La falta de socializar y no crear vínculos afectivos con otras personas de su edad, también afectó el aprendizaje en los jóvenes, “se conectaban muy pocos y realmente nunca se conocieron porque jamás hicieron un vínculo”.
Con los alumnos de regreso a clases ha presentado nuevos retos a los alumnos y algunos estudiantes que se les dificulta socializar, “hemos tenido algunos eventos masivos al interior de la escuela, el primero fue el 16 de septiembre, al menos tres estudiantes tuvimos que moverlos a la biblioteca porque presentaron crisis de ansiedad, hay otros que se niegan a quitarse los cubrebocas en espacios en los que ya no son tan necesarios, por su parte, los maestros, hay quienes se muestran más intransigentes con cierto tipo de situaciones”.
Ahora la recomendación es que los maestros, en la medida de lo posible, y los padres de familia o tutores, estén totalmente alertas sobre ciertos casos en los estudiantes, Thalía señaló que esta edad es crucial en los adolescentes porque deben aprender a generar relaciones con otras personas, y en caso de que sus acciones generen una alerta en los adultos, estos acudan a buscar ayuda especializada, “esto fue una etapa que estuvo restringida y ahorita es el momento de que lo recuperen, en nivel educativo mucho más, traen dos años de retraso… poco a poco hay que llevarlos de vuelta a la sociedad”.
Por su parte, Osiris explicó que fue un acierto regresar a las clases presenciales, ya que es una actividad esencial para los estudiantes, “a la escuela no nada más se va a aprender información, también se aprende a socializar y platicar sobre otras formas de vida, fue muy acertado volver a los salones de clases”, puntualizó.
Durante la pandemia, el Centro de Integración Juvenil (CIJ), por primera vez brindó asesoría en salud mental por teléfono, este año abrió sus puertas para continuar dando este tipo de atención.