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Columna

Un basurero gigante en Gómez Palacio

HIGINIO ESPARZA RAMÍREZ

LA CUARTA ETAPA DEL PIL EN EL MÁS COMPLETO ABANDONO

(Primera de dos partes)

Con montones de escombros y basura que tienen una antigüedad de quince a veinte años , postes de concreto de la Comisión Federal de Electricidad desplazados de su base, al grado de tensar como cuerdas de violín cables de energía eléctrica de trece mil kilowatss de potencia, que podrían colapsarse en cualquier momento y arrastrar las instalaciones eléctricas de un amplio sector de la cuarta etapa del Parque Industrial Lagunero (Indé, entre Simón Bolívar y Lerdo de Tejada), tiraderos de llantas de desecho, sillones desvencijados, maleza y más maleza, son, entre otras, las pésimas condiciones en que se encuentra la cuarta etapa del Parque Industrial Lagunero de Gómez Palacio, Durango, creada hace cincuenta años aproximadamente con el propósito de apuntalar el desarrollo fabril de la región lagunera duranguense, un sueño siempre acariciado por dos pasadas administraciones municipales, cuyo mandato no permitió resolver a fondo las carencias y el posterior abandono del área.

Con una privilegiada posición geográfica -entre Torreón, Gómez Palacio y Lerdo- el PIL (en la totalidad de sus etapas), aparece en la guías publicitarias oficiales como un "mercado amplio y creciente, con mano de obra calificada, vías de comunicación a los principales centros productores y de consumo; con disponibilidad de gas natural, un decidido apoyo del gobierno y positivas relaciones obrero patronales, con gente norteña de mente abierta para el progreso".

Asiento de importantes empresas que se mueven a todos los puntos del país, el Parque presenta dos caras: la primera etapa, colindante con el bulevar Alemán, ofrece un panorama completamente diferente al resto del sector: árboles y plantas que reciben riego a diario, camellones limpios, calles pavimentadas, sin baches ni hoyancos, tramos urbanos ordenados y vialidades libres con sus dos sentidos de circulación, que no permiten ni congestionamientos y mucho menos el apoderamiento de la calle como si fuera estacionamiento y un ordenamiento urbano en las fincas habitadas del lado oriente.

Esa buena presentación que pareciera dar la bienvenida a los visitantes, se va diluyendo conforme se avanza hacia la segunda y tercera etapas, pero desaparece al entrar a la cuarta etapa, donde el paisaje es diametralmente opuesto y en estos tiempos de guerra en Ucrania, aquello semeja terrenos bombardeados, con bodegas y naves industriales en ruinas, abandonadas para siempre y ahora convertidas en refugio de malvivientes, con los consiguientes riesgos de seguridad, sobre todo porque no hay vigilancia de ningún tipo en las calles, con lámparas apagadas durante las noches, situación que no ofrece protección a nadie que se aventure a incursionar por esos espacios que han venido a menos en el interés de las autoridades estatales y municipales en funciones. Nunca aparecen por ese rumbo patrullas de la policía y mucho menos las patrullas de tránsito, y de las brigadas de protección civil encargadas de detectar y prevenir desgracias en los puntos conflictivos del PIL, los empresarios sólo saben de su existencia por los periódicos, pero nunca se les ha visto por aquellos rumbos.

La calzada Armando del Castillo Franco, eje de la cuarta etapa, es la más deteriorada por lo que se refiere a pavimento, alumbrado y limpieza y en un extenso trayecto, los conductores transitan por sólo uno de los carriles, pues el otro está intransitable en un cien por ciento, con un pavimento desintegrado por la falta de mantenimiento. Tampoco hay señalamientos y los cruceros se transforman en trampas para los conductores ocupados en sortear los cráteres y que prefieren, en el último de los casos, desplazarse en sentido contrario por considerar que las posibilidades de sufrir un accidente son menores, un riesgo totalmente innecesario, además de previsible, pero lo asumen al grado de darle un sentido práctico, aunque equivocado: por mirar el conductor a la izquierda, previendo la colisión, descuida el lado derecho por donde fluyen los vehículos en sentido contrario y surge la amenaza de sufrir una contingencia.

Un recorrido por la calzada Armando del Castillo Franco -de varios kilómetros de largo y la más dilatada del perímetro-, permitió verificar la existencia de los montones de escombros apilados en el camellón central, desde el entronque con el periférico a los terrenos del ejido Las Huertas, o sea de extremo a extremo, con llantas de desecho y muebles destartalados. Salta a la vista que las grandes empresas que operan en esa parte del PIL, tampoco tienen ningún interés en retirar malezas y limpiar por su propia cuenta los frentes de sus instalaciones, y dejan todo en manos del gobierno, de un gobierno que por su parte, tampoco hace caso, comentaron industriales que han resultado afectados por las precariedades de su entorno. Enseguida del poste desplazado de su base, otro más, pero éste de madera petrolizada, se cayó e incendió, surgiendo una escena de tintes surrealistas: los cables sostienen a los postes.

En la cuarta etapa funcionan empresas de autotransportes, ocho plantas laminadoras de mármol, -Perlita y Marmolita de la Laguna-; la fábrica de lácteos Lala que transporta diariamente decenas de pipas, destrozando banquetas y pavimento; tres fábricas de muebles, plantas armadoras de cajas de camiones, la Industria Peñoles, las naves de los hermanos Amarante y los ductos de Pemex ocultos por el mismo camellón devastado. Autotransportes de carga Tresguerras, Bachoco, Barcel planta Laguna, Bill Pack, S.A., bodegas Cimaco, Centro de Ventas Abastos, Comex, De Ferre Gabera, Macon, Kenworth de la Laguna, La Fue del Amour, Moderna Setreet, planta de renovado Michelin, Plantax Industrias, Semillas Escalera, Transportes Bargo, Empacadora Fripec, Transportes Condesa, Trebotti, Tubería Laguna, Yesera Monterrey Planta Nazas, figuran en la larga lista de compañías asentadas en el PIL y la cierran las gorditas Cristy y Vick.

La crecida maleza, los mezquites y la yerba, esconden a su vez fincas industriales abandonadas desde hace muchos años en la cuarta etapa. Los negocios se declararon en quiebra por diferentes motivos y es fecha que nadie sabe quiénes son los dueños y tampoco el motivo por el cual el municipio no ha decretado embargos por el no pago de impuestos. Todas las empresas, aclararon los industriales entrevistados, pagan puntualmente sus impuestos municipales y federales, pues de otro modo la secretaría de Hacienda ya los hubiera embargado. Por este motivo, se hace más misteriosa la existencia de las empresas fantasmas que gozan de privilegios fiscales, como sucede con los dueños de largos terrenos bardados que "no lotifican, no producen, no venden, no rentan, no hacen nada y mucho menos regalan", expresión coloquial producto de la frustración de los causantes cumplidos y que bien podría aplicarse a la firma "Hilaturas de la Laguna", dueña de más de la mitad de la cuarta etapa, pero que sólo existe de nombre, un nombre impreso con pintura negra en el largo muro que la rodea.

Continúa mañana.

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