(EFE)
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, subrayó este miércoles al Congreso estadounidense que su apoyo es "vital" no solo para resistir a la invasión rusa, sino para lograr un "punto de inflexión" en el campo de batalla y para acelerar la victoria.
"Ucrania se mantiene en sus líneas y nunca se rendirá", prometió en su discurso en una sesión conjunta del Senado y la Cámara de Representantes, donde fue recibido y despedido entre aplausos y ovaciones.
Zelenski acudió al Capitolio tras reunirse en la Casa Blanca con su homólogo estadounidense, Joe Biden, en su primer viaje al extranjero desde el inicio de la invasión rusa en febrero pasado.
En su esperada intervención, que duró una media hora y en la que fue interrumpido varias veces por las ovaciones del hemiciclo, dejó claro que la ayuda concedida no debe verse como una muestra de caridad, sino como una "inversión" en la democracia.
"Es una batalla no solo para la vida, la libertad y la seguridad de Ucrania y de cualquier otra nación que Rusia intente conquistar. Esto definirá el mundo en que vamos a vivir", dijo confiado en que Ucrania ya se ha ganado el apoyo de la gente y ahora debe salir también victoriosa en el frente.
La ayuda estadounidense es crucial para "llegar a un punto de inflexión" en este conflicto, sostuvo Zelenski, que subrayó que "contra todo pronóstico Ucrania no ha caído y está viva y coleando", pero también que necesita más financiación y armamento para seguir en pie.
"Ucrania nunca ha pedido que soldados estadounidenses combatan por nosotros en nuestro territorio. Les garantizo que nuestros militares pueden operar perfectamente tanques y aviones estadounidenses", añadió.
Su comparecencia ante las dos cámaras parlamentarias llega en plena negociación de los presupuestos estadounidenses para el año fiscal 2023, que incluyen unos 45.000 millones de dólares en asistencia a Ucrania.
Estados Unidos ya había dejado claro este martes que su estrategia de ayuda no pasa por enviar tropas, sino por mandar equipamiento militar, suministros y armamento sofisticado por valor de decenas de miles de millones para que los ucranianos se defiendan por sí mismos.
Este mismo miércoles anunció un nuevo paquete de ayuda militar de 1.850 millones de dólares y que por primera vez incluye el sistema de defensa antiaérea Patriot de largo alcance, que Kiev había pedido insistentemente para interceptar los misiles rusos que han destruido infraestructuras clave en Ucrania.
El Partido Republicano, sin embargo, asumirá el control de la Cámara Baja en enero y algunos de sus miembros han cuestionado que Estados Unidos deba continuar dando ayuda militar a ese país ante el alto costo que tiene para las arcas federales.
"Ucrania, Estados Unidos y todo el mundo libre estamos unidos", añadió el mandatario ucraniano, dejando claro que su país "pondrá en su lugar a quienes desafíen la libertad" y que el apoyo extranjero les ayudará a acelerar su victoria.
En su discurso, emotivo pero conciso, no dudó en calificar a Irán de socio de la "política genocida" de Rusia, pero hizo hincapié igualmente en que "Ucrania no tiene miedo y el resto del mundo tampoco debería tenerlo".
En el hemiciclo, lleno, estuvo este miércoles la vicepresidenta, Kamala Harris, y en la bancada demócrata hubo guiños a la bandera ucraniana con el traje amarillo y azul que lucieron algunas de sus congresistas o el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer.
El propio Zelenski desplegó una bandera de su país al acabar su discurso, y la colocó detrás de él y delante de la vicepresidenta de EEUU y de la presidenta de la Cámara de Representantes, para concluir deseando una feliz navidad y un "feliz y victorioso año nuevo".
"Es un gran honor estar aquí", recalcó Zelenski en esta visita exprés, fraguada en una llamada telefónica con Biden el pasado 11 de diciembre, y en la que agradeció de forma constante a Estados Unidos tanto el apoyo ya brindado y prometido como que hayan conseguido unir a la comunidad internacional a su favor.
¿Cómo ha cambiado el apoyo de Estados Unidos a Ucrania?
La visita de Volodymyr Zelenskyy a Washington fue un momento para que la Casa Blanca le demostrara al mandatario ruso Vladimir Putin que Estados Unidos mantendrá su compromiso con la guerra por “el tiempo que sea necesario”, como lo expresó el presidente Joe Biden.
También le brindó al presidente ucraniano, vestido de verde militar, la oportunidad de aprovechar el gran escenario del Capitolio para agradecer al Congreso por los miles de millones de dólares que están manteniendo a su país en la lucha.
“El tiempo que sea necesario” son palabras de mucho peso, pero chocan con una cuestión formidable: ¿Qué tanta paciencia tendrá un Congreso dividido por estrecho margen — y el pueblo estadounidense — para una guerra en la que no se ve el final en el horizonte y que está golpeando a la economía global?
La mayoría de los estadounidenses, según las encuestas, continúan a favor de la ayuda a Ucrania luego de que ha logrado repeler a las fuerzas armadas rusas que algunos funcionarios estadounidenses creían en un principio que aplastarían rápidamente al ejército ucraniano.
Pero con la ayuda de alrededor de 21.300 millones de dólares en asistencia militar estadounidense desde que comenzó la invasión en febrero, los ucranianos, aunque superados en número, han logrado acumular éxitos en el campo de batalla y causar numerosas bajas entre los soldados rusos.
Zelenskyy, sentado al lado de Biden en la Oficina Oval y con la chimenea ardiendo en el fondo, reconoció que Ucrania se encontraba en una posición más favorable gracias al apoyo bipartidista que ha recibido del Congreso.
“Controlamos la situación gracias a su apoyo”, dijo Zelenskyy, quien le entregó a Biden una medalla que se le había otorgado al capitán ucraniano de una batería HIMARS, un sistema de cohetes que entregó Estados Unidos, y que el oficial quería que el mandatario estadounidense tuviera.
Sin embargo, aun cuando tanto la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi como el líder republicano del Senado Mitch McConnell afirman que el respaldo a Ucrania es parte fundamental de los intereses estadounidenses, la unidad bipartidista en torno a Ucrania empezaba a disiparse.
“Espero que sigamos apoyando a Ucrania, pero tenemos que explicar lo que están haciendo todo el tiempo”, dijo el senador republicano Rick Scott poco antes de que Zelenskyy aterrizara en Washington la tarde del miércoles. “Pienso que se le tiene que seguir promoviendo este tipo de cosas al público estadounidense. No pienso que simplemente puedas decir que es por el tiempo que sea necesario”.
Poco antes de la llegada de Zelenskyy, Estados Unidos anunció un paquete de asistencia militar por 1.850 millones de dólares para Ucrania que incluye misiles tierra-aire Patriot, y el Congreso planeaba votar una iniciativa de gastos que incluye otros 45.000 millones de dólares en asistencia de emergencia para Ucrania.
Pelosi y otros funcionarios compararon la visita de Zelenskyy a la del primer ministro británico Winston Churchill en 1941 para dialogar con el mandatario Franklin D. Roosevelt tras el ataque japonés a Pearl Harbor.
En una carta dirigida a otros legisladores el miércoles, Pelosi destacó que su padre, el representante Thomas D'Alesandro Jr., fue miembro de la cámara baja cuando Churchill visitó el Congreso un día después de Navidad para “obtener el apoyo de nuestra nación en la lucha contra la tiranía en Europa”.
“Esta semana se cumplen 81 años, y es particularmente conmovedor para mí estar presente cuando otro heroico líder se dirija al Congreso en tiempos de guerra, y con la democracia misma en juego”, dijo Pelosi, quien pronto dejará su cargo como presidenta de la cámara baja una vez que los republicanos tomen el control de la Cámara de Representantes.
Biden, quien nació menos de un año después de la histórica visita de Churchill, recalcó la enorme fortaleza que ha mostrado Zelenskyy a lo largo del conflicto. “Este hombre es quien dice que es, hasta lo más profundo de su alma. Está claro quién es. Está dispuesto a dar su vida por su país”, declaró Biden durante una conferencia de prensa al lado del mandatario ucraniano.
En un discurso en el pleno del Senado, McConnell argumentó que apoyar a Ucrania es algo simplemente pragmático.
“Mantener nuestro apoyo a Ucrania es lo moralmente correcto, pero no es sólo eso. Es también una inversión directa en los intereses de Estados Unidos”, dijo el legislador.
Sin embargo, hay muestras de descontento entre la conferencia de republicanos.
El representante Kevin McCarthy, quien intenta ser el próximo presidente de la cámara baja cuando los republicanos asuman el control el año entrante, ha dicho que su partido no escribirá un “cheque en blanco” para Ucrania una vez que esté a cargo.
Algunos de los integrantes más derechistas de la conferencia republicana han criticado a McConnell por su apoyo a Ucrania.
La representante republicana Marjorie Taylor Greene recurrió a Twitter la mañana del miércoles para acusar a McConnell de impulsar la aprobación de una iniciativa presupuestaria de 1,7 billones de dólares que incluye nuevos fondos para Ucrania “a fin de que pueda entregarle un cheque por 47.000 millones de dólares a Zelenskyy cuando venga hoy a DC”.
“Pero en mi distrito, muchas familias y ancianos no pueden comprar comida y muchos negocios pasan problemas debido a las políticas de Biden”, añadió la representante por Georgia.
Por ahora, Taylor Greene es una excepción y no la norma.
A diferencia de otros conflictos en los que Estados Unidos se ha involucrado directamente en el último medio siglo —Vietnam, Irak y Afganistán—, el costo de ayudar a Ucrania ha sido exclusivamente financiero.
Aunque la extrema derecha ha comenzado a subir el volumen sobre su escepticismo en materia presupuestaria, es más fácil vender la causa de Ucrania que la de esos prolongados y costosos conflictos, dijo Elliot Abrams, quien se desempeñó en altos cargos de seguridad nacional y relaciones exteriores durante los gobiernos de Donald Trump, George W. Bush y Ronald Reagan.
“Con Ucrania, pienso que es mucho más fácil presentar el argumento de que ayudar a Kiev a resistir la agresión rusa es algo valioso, y que desgastar a las fuerzas armadas rusas es algo valioso”, señaló Abrams, quien ahora preside a Vandenberg Coalition, un grupo conservador sobre política exterior. “Y el costo de vidas estadounidenses es de cero”.
Mientras la guerra en Ucrania rebasa los 300 días, las encuestas muestran que a los estadounidenses les preocupa cada vez menos y están cada vez más en contra de la ayuda que otorga su país. En septiembre, sólo el 18% de los adultos estadounidenses dijo que su país no estaba dando apoyo suficiente a Ucrania, según el Pew Research Center, en comparación con 31% en mayo y 42% en marzo.
Una cifra similar — el 20% — dijo en septiembre que Estados Unidos estaba dando demasiado respaldo. Cerca de una tercera parte dijo que el nivel de apoyo era apropiado y alrededor del 25% dijo no estar seguro.
Los republicanos superaron a los demócratas en proporción de 3-1 en decir que el apoyo era demasiado: 32% por 11%.
Biden reconoció que los últimos 10 meses han sido complicados y lamentó que el presidente Putin no haya dado indicios de tener la “dignidad” de ponerle fin a la invasión. Le aseguró a Zelenskyy que Estados Unidos no irá a ninguna parte.
“No tiene de qué preocuparse, estamos con Ucrania”, declaró Biden.
Petr Pudil, miembro del consejo de Globsec, una ONG con sede en Eslovaquia, dijo que la misión de Zelenskyy de mantener a Estados Unidos involucrado es complicada, pero que ha sido capaz. Hace unas semanas, el grupo de Pudil ayudó a organizar la visita de legisladores ucranianos a Washington, donde explicaron que el apoyo estadounidense será necesario durante algún tiempo, mientras le aseguraban al Congreso que sus esfuerzos no serán desperdiciados.
“Uno de los objetivos de Zelenskyy para este viaje es convencer a los que siguen escépticos de que el triunfo es una opción real”, comentó Pudil. “Pero se puede lograr únicamente si facilitan el respaldo adecuado. Todos deben entender que existe una posibilidad de ganar”.