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El presidente chino, Xi Jinping, visitó este martes y este miércoles la región noroccidental china de Xinjiang en su primer viaje a la zona en ocho años, informaron hoy distintos medios estatales.
Se trata de la primera aparición pública desde que se desplazase el pasado 30 de junio a la ciudad semiautónoma de Hong Kong con motivo del 25º aniversario del regreso a soberanía china de la excolonia británica.
En su visita de dos días por la capital de la región de la minoría uigur, Urumqi, pasó por la Universidad de Xinjiang, un museo y un puerto terrestre de mercancías, donde destacó que Xinjiang ya no es “un área remota, sino un eje central”, en relación a la iniciativa china de la Franja y la Ruta, el plan que busca construir carreteras, vías férreas, puertos, plataformas logísticas y otras infraestructuras en más de 60 países.
El desplazamiento del presidente esta semana se produce meses antes de un congreso del Partido Comunista Chino (PCCh, gobernante) en el que se realizará una reorganización de los cargos del partido y donde se espera que Xi comience un tercer mandato como secretario general inédito entre sus predecesores de las décadas más recientes.
En su anterior viaje a la provincia en 2014, Xi dio un discurso describiendo la situación de Xinjiang durante su visita como una mezcla de “actividades terroristas violentas activas, luchas intensas contra el separatismo y un período doloroso de intervención y tratamiento”.
Desde entonces y según algunas organizaciones de derechos humanos y gobiernos extranjeros, entraron en uso los campos de internamiento por los que han pasado de manera forzosa un millón de uigures y que China considera claves para haber prevenido ataques terroristas desde 2017.
Estos supuestos abusos contra minorías musulmanas de la zona han sido foco de conflictos entre China y los países occidentales, con Estados Unidos a la cabeza.
El Departamento de Estado estadounidense publicó el año pasado un informe sobre genocidio en el que destacó entre los crímenes perpetrados por las autoridades chinas en Xinjiang "torturas, persecución y esterilización y trabajos forzosos".
La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, realizó el pasado mayo una visita a Xinjiang para intentar conocer la situación de esa región ante las reiteradas denuncias de abusos contra las minorías musulmanas.
China niega categóricamente que en esa región existan trabajos forzados o que se opriman las prácticas religiosas, y considera las informaciones en ese sentido "acusaciones sin ningún fundamento" que "indignan" a la población de la zona.