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La crisis humanitaria en el norte de Mozambique sigue deteriorándose con la expansión de la violencia yihadista que golpea la provincia de Cabo Delgado desde 2017 y ha causado en cinco años cerca de un millón de desplazados, informaron hoy las Naciones Unidas.
"Trágicamente, el conflicto no ha disminuido y miles de familias aún se ven obligadas a abandonar sus hogares debido a los ataques de grupos armados no estatales (en referencia a los yihadistas)", señaló este martes a través de un comunicado Matthew Saltmarsh, portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).
El número total de desplazados creció un 20 % sólo durante la primera mitad de 2022, superando las 946 mil personas, según Saltmarsh.
El portavoz advirtió, asimismo, que el conflicto se ha expandido a la provincia vecina de Nampula, donde se produjeron cuatro ataques durante el pasado mes de septiembre que afectaron al menos a 47 mil personas y obligaron a unas 12 mil a abandonar sus hogares.
"Muchas personas se han visto traumatizadas de nuevo tras verse forzadas a moverse varias veces para salvar sus vidas", añadió Saltmarsh, según quien "hombres y niños han sido reclutados por la fuerza" por los yihadistas.
Además, aunque la violencia continúa, "algunas personas han regresado a sus hogares en áreas que perciben como seguras" pero donde "los servicios y la asistencia humanitaria en gran medida no están disponibles".
El grupo yihadista Al Sunnah wa Jamaah (ASWJ), más conocido localmente como Al Shabab (aunque no guarda relación con el grupo homónimo de Somalia), aterroriza al norte de Mozambique desde finales de 2017.
Los ataques de Al Shabab -designado en 2021 por Estados Unidos como "organización terrorista internacional" afiliada al Estado Islámico (EI)- han causado cerca de 4,300 muertos, entre ellos más de 1.890 civiles, según las últimas cifras del Proyecto de Datos de Ubicación y Eventos de Conflictos Armados (ACLED).
Uno de los peores episodios fue el brutal ataque cometido por los insurgentes el 24 de marzo de 2021 en la ciudad costera de Palma -donde se desarrollaban millonarios proyectos gasísticos capitaneados por la multinacional francesa Total-, que forzó el desplazamiento de unas 70 mil personas.
Ese ataque desencadenó el despliegue en julio de ese año de una fuerza militar conjunta de la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional (SADC) para ayudar al Ejército mozambiqueño a combatir a los yihadistas en Cabo Delgado, a donde también envió tropas Ruanda con el mismo propósito.