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ALEJANDRO TOVAR

Con afecto y deseo de salud al padre Gerardo Zataráin

La muchachada del barrio, con el corazón dolido pero siempre por delante, hace comentarios que a veces parten del sentimiento y otras, de buen tino, aunque muchas son pedazos de alma, pues alguno en especial y eso que todos son seres comunes y corrientes, quisieran tener el don de la ubicuidad, definido como "capacidad de estar presente en todas partes al mismo tiempo".

Dice Fernando X que cuando la noche del sábado vio venir a Zendejas por derecha y cuando todos sabíamos que siempre recorta hacia su pierna izquierda (menos el muchacho Campos) se previó el intento de tiro cruzado, con rosca, hacia el segundo palo de Carlitos. Fer asegura que quiso estar parado ahí para rechazar el disparo, algo que es como tratar de salvar a murciélagos.

Entre carcajadas del grupo, con café y piquete, Gabriel X, un hombre alto y fortachón como luchador rudo, tipo René Guajardo y el Ángel Blanco, dice que debió estar con el bajito y menudito Rony para detener al feroz y potente Quiñones, que le ganó fácil en el cuerpo a cuerpo. Como igual para auxiliar a Hugo Isaac en el centro de Erik que remató certeramente el goleador Martín.

La verdad es una y los compañeros la aceptan. Por ambos lados hubo errores defensivos notables y algunos fueron golazos como el de Zendejas que tanto dolió al pueblo verdiblanco y el de Emerson, que por fin hizo una jugada afortunada, luego de permanecer en el limbo. América jugó con un aire de indiferencia y total naturalidad, aunque apurado al final, pero contando que el árbitro y el VAR perdonaron al colombiano Quiñones, que debió ser expulsado por su plancha.

La realidad es que América tuvo siempre un arsenal en el banco de suplentes y los utilizó para ganar por la capacidad individual de sus jugadores, mientras que enfrente Repetto no dio la oportunidad a jóvenes que vienen destacando en inferiores y son centrales naturales o bien, al muchacho Alejandro Gómez, que jugó su mejor partido desde el banco. Prefirió a Rony, que no levanta del 1.65 y 60 kilos de peso. Además hizo sus cambios cuando el partido ya agonizaba.

Fue como encontrarse de nuevo, con sombras ajenas, más que con la propia. De esas que han decidido circular sin el original que les da silueta. Son nuevas revelaciones de la imaginación y si ve las tablas, encuentran a su equipo en el lugar catorce, el más goleado (26) y con el Jesús en la boca pues su portero, tarzán del arco, cada vez que cae pues vive volando como gaviota en el mar, se duele de su hombro operado, que le ha detenido su carrera hacia la defensa de la puerta nacional y no solo eso, sino ser vendido a otro club, que es la especialidad de la casa, todos lo sabemos.

En la sensibilidad y rica imaginación del pueblo santista, cuentan también factores como la inestabilidad emocional, colindante con la depresión, pues el ritmo desgastante y no menos sombrío de su equipo esta temporada, es como el lento tránsito de hombres rotos en un mundo roto. Son jugadores con amplios vaivenes anímicos y desengaños. Viven la vida de los poetas.

Dejaron de ser aquel equipo eléctrico, hoy es como si su existencia estuviese mágicamente manejada por dos corrientes. De repente son alegres, positivos, creativos y luego llegan los fantasmas que los rodean, esos que se instalan dentro de esta gente, los transforma en desesperantemente negativos y los ubica con un completo trastorno bipolar. Fue lo que vimos.

Alejandro [email protected]

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