Los días navideños siempre dejan su huella y muchas veces estas proceden porque somos proclives a las expectativas, porque de esa manera le tendemos un atajo al camino de la realidad y nos envolvemos en una atmósfera agradable, creada exprofeso para tener diversión, sueños amorosos, tiempo de placer o generación de bienes materiales; son tiempos de alta frivolidad.
Unos viven bien enganchados con el pasado, porque hay películas que le dan recuerdos gratos, de todo tipo. Otros, están asustados por el futuro amenazante. Quedamos atrapados por expectativas, mientras la realidad viene tomando aire para cantarnos con el tono de Javier Solís y ella nos despierta, con intención orientada a la acción, en vez de embriagarnos soñando objetivos.
Pasa lo mismo con el futbol. Nuestra gente emocionada puso la película de Alfredo Tena, Jorge Mario Galván y Ricardo Luna clase 1996 en su diciembre de oro, con los trazos de Galindo, con la fiereza marcadora de España, con las atajadas de José Miguel, con los destellos de calidad de Adomaitis, la clase de Ricardo Wagner, el espíritu de Pedro y Lupe, el sello de Paco Gabriel, el toque de Nicolás, la consistencia goleadora de Caballero, la presencia de Jared y junto a ellos, un pueblo delirante. Éramos abiertos, inteligentes y divertidos. Lindo todo pero ya es pasado.
Uno descubre leyendo y leyendo, que para describir vidas ordinarias, el escritor debe tener un alto nivel de sensibilidad; porque escribir, cualquiera escribe pero escribir bien, no es nada fácil. Sobre todo cuando sus lectores viven corriendo el peligro de tener grandes expectativas y porque con ello viene una frustración, con la realidad absoluta, esa que nos acecha por grandes motivos.
Todos los medios regios aseguran que Brunetta es de Tigres que pagará la millonada exigida, pero Santos Laguna no confirma y guarda un silencio que nadie entiende, solapado por gente que está acostumbrada a un trato deficiente, que no exige, que no cuestiona, que todo lo acepta, que hace un silencio también cómplice y vuelta a comenzar, entre adoptar la lógica de sus sueños y todas las percepciones negativas que traen a la gente un descontento que el club llama distancia.
En la vida hay muchos minutos muertos, tiempo que se pierde y con su paso, todos descubren que no pueden seguir siendo ilusos y quieren cambiar. Nuestra afición es como los trabajadores que llegan de una jornada de trabajo agotadora y lo que desea no es sexo ni sonrisas, Quiere comer y luego arrimarse a Netflix para que lo arrulle. Acá se vive un tiempo de frivolidad, porque el club diseña las ruedas de prensa a conveniencia, cuestiona y enjuicia los interrogatorios, no permite que se graben las prácticas. Es Santos que se ha ido alejando de su gente paso a pasito. Porque además hay dos tipos de grupos en comunicadores; los que desean serlo y los otros.
Leer y leer es volver la vista al conocimiento y al desarrollo de la imaginación, en un placentero viaje que nos hace mejores, nos hace sentir miedo por el despotismo y la intolerancia pero igual nos rescata de la vida alocada e irregular pero despeja el frente de guerra y nos hace ver que el futbol ya no es el de antes. Ahora vemos que el presente nos maltrata y el futuro nos asusta.
Atrapados por el cansancio y las miserias, la afición local se debate entre sus grandes expectativas y choca con la realidad absoluta, donde nuevo hay poco y está en duda, por lo tanto sabe bien que no puede engañarse y que han sido utilizados. En ellos está en aceptarlo o dejarlo.