Al margen: cambios, por Antonio González-Karg de Juambelz. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Los tiempos evolucionan y así las organizaciones han tenido que cambiar para adaptarse a los nuevos retos que nos han deparado.
Los valores, los intereses, la visión que a la vez nos dejaron nuestros mayores se acompasan con los tiempos fluctuantes y ésta ha sido la clave de continuar, de proseguir, prosperar con más de un siglo de vida.
Después de trece años de dirigir un medio independiente, a la vez ameno y sobre todo defensor de la comunidad, esta fase llega a su fin. Nunca esta institución ha dejado de cumplir con el legado de nuestro fundador, ni de las elecciones de la segunda generación en cómo debía seguir la tradición. Ni los años de inseguridad donde balearon El Siglo de Torreón tres veces en una semana con AK-47, coches incendiados a sus puertas, personal secuestrado y apaleado, los peores desde la revolución y todos dentro de esta casa editora mantuvimos el propósito de continuar nuestro camino por la ruta fijada desde nuestra fundación en 1922. Tampoco gobiernos aviesos y tramposos, que por fortuna se fueron, ni la epidemia de COVID-19 obraron en detrimento de nuestra misión, visión y valores.
Nuestro orgullo, el de todos los que aquí dejamos nuestros esfuerzos diariamente, es haber llevado a esta casa editora a cumplir 100 años, a ser el sexto periódico en circulación más antiguo del país, con relevancia, con prestigio e independiente. Quedamos quizás 10 de éstos en México, Los Últimos de los Mohicanos.
Quisiera agradecer a nuestros anunciantes que han confiado en nosotros, porque somos un medio veraz e independiente. A nuestros lectores, la mayor audiencia histórica de este medio, en papel y medios digitales, que encuentran cada día la información para tomar las mejores decisiones y sobre todo a todos aquellos que han pasado por esta organización y han sabido llevar la camiseta en tiempos buenos y en tiempos aciagos, sin ellos este diario no hubiera sido posible.
Siempre hay que tener presente que las instituciones dependen de los seres humanos que participamos en ellas, por más grande que sean, si no hay guía y principios, no sobreviven. No basta la marca, el don. Sin ética y voluntad que ha estado presente en 101 años El Siglo no existiría.
Les deseo mucha suerte a los que me suceden, sin despedirme por completo, toda vez que seguiré aportando en el Consejo, esperando y confiando que mantengan los principios de Antonio de Juambelz y Bracho que nos dieron luz y camino, de sus sucesores Antonio Irazoqui y de Olga de Juambelz y Horcasitas, que supieron proseguir con la tarea de nuestro fundador y darle solidez.
Las formas cambian, los valores deben de continuar.
Antonio González-Karg de Juambelz