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Numerosos caficultores brasileños están incorporando técnicas sostenibles en sus haciendas para mitigar los efectos de la crisis climática, causante de fenómenos extremos que pueden llevar a grandes pérdidas de sus cosechas.
La irregularidad de las lluvias, la sequía y las heladas contribuyeron a que Brasil, el mayor productor de café del mundo, tuviera una mala cosecha en 2022, algo que afectó en especial a los pequeños y medios productores, que representan el 88 por ciento de los caficultores del país.
Este fue el caso de la hacienda Santa Bárbara, ubicada en Minas Gerais, que perdió el 50 % de su producción debido a una sequía en 2022 y después recurrió a técnicas sostenibles para proteger la cosecha.
"Los agricultores somos los más afectados por la crisis climática y por eso mismo somos los más interesados en preservar el medio ambiente", afirmó la administradora de la hacienda Santa Bárbara, Juliana Rezende.
Esta caficultora apunta que el fenómeno meteorológico El Niño, que causa altas temperaturas en el sureste de Brasil, la principal región cafetalera del país, puede provocar la caída de los frutos o un crecimiento insuficiente, lo que podría ser nefasto para la cosecha de 2024.