En una noche marcada por un clima lluvioso y nublado, el público lagunero vivió uno de los días más memorables en el Coliseo Centenario con el concierto de Caifanes.
La lluvia no fue impedimento para que distintas generaciones disfrutaran de una noche de rock que quedará en su memoria, quienes esta vez cambiaron las tradicionales "t-shirts" por sudaderas y aprovecharon para desempolvar las chamarras de cuero.
Al filo de las 21:33 horas, Diego Herrera, Alfonso André, Rodrigo Baills, Marco Rentería y Saúl Hernández iniciaron el concierto con Hasta que dejes de respirar, donde Saúl, vestido con un saco color vino, se colgó una bandera de México con la leyenda "Amo a mis pinches Caifanes".
La energía aumentaba entre los laguneros que hicieron "sold out" para dar paso al riff de Detrás de ti y después los primeros pasos de baile comenzaron al son de Para que no digas que no pienso en ti.
Con imágenes de besos y de amor, la atmósfera de rock y la guitarra Fender Stratocaster de Baills dieron pie al tema Miedo, seguido de Nubes, donde las manos de Diego Herrera pasaron del teclado al saxofón. Gritos de padres e hijos, de parejas y de cientos de personas que no soltaban el vaso de cerveza.
"El aplauso es para ti, raza, no para Caifanes. Gracias por acompañarnos a seguir en este sueño, en este universo de la música", declaró Saúl mientras la guitarra de Rodrigo repicaba para los primeros acordes de Viento, tema adornado visualmente con imágenes cósmicas y del universo.
El viaje musical siguió con Nunca me voy a transformar en ti, Debajo de tu piel y El elefante.
La noche también tuvo sus momentos tranquilos como cuando tocaron Fin, de cuando fueron Jaguares.
"Eres imbatible, raza, eres muy poderosa, grande como el universo", dijo Saúl para ganarse la porra de la gente, a lo que respondió: "Aquí ese nombre no existe, aquí somos uno".
"El Estado se hace pende**", reflexionó el líder de Caifanes mientras reflexionaba sobre el tema de los feminicidios en México. "Necesitamos más hombres y menos machos", continuó y dedicó un aplauso para todas las mujeres, mientras en las pantallas se mostró el tema Vivir sin Miedo, de la lagunera Vivir Quintana, uno de los momentos más emotivos de la noche.
El show se reanudó con Mariquita y luego Saúl dedicó el tema Ayer me dijo un ave a las nuevas generaciones y agradeció a los padres por traer a sus hijos "a esta locura que es Caifanes".
Detrás de los Cerros, Cuéntame tu vida no faltaron en el repertorio, pero fue Mátenme porque me muero la canción que desató un grito con el ritmo de Alfonso André en la batería.
El concierto aún seguía creciendo. De noche todos los gatos son pardos, Aviéntame, Perdí mi ojo de venado fueron parte de una trilogía de rock y poder, donde Alfonso, sólido, se lució con un solo de batería para dar pie a una alterada versión de Afuera, con distintos arreglos, pero la misma sensación, danza incluida de Diego en el escenario, quien junto a Marco, parecían los tipos más felices sobre la Tierra.
Los Caifanes cumplieron y salieron del escenario abrazados mientras el público pedía más.
Al salir Diego, a lo Jimi Hendrix, pero mexicano, tocó el Himno Nacional con su saxofón y "que viva México, chingao", seguido por el riff de Aquí no es así e imágenes del Cristo de las Noas. Antes de que nos olviden, Te lo pido por favor y No dejes que siguieron en la última parte del show.
Para terminar, Diego tocó en el teclado las notas de La célula que explota, en una versión más íntima que contrastó con La Negra Tomasa, donde la fiesta ya no paró y donde los Caifanes demostraron por qué siguen siendo leyendas y por qué el rock sigue estando vivo.
Noche de rock. El clima no fue impedimento para que los laguneros disfrutaran del concierto de Caifanes. (Fotos: Enrique Castruita/ El Siglo de Torreón)