Carlos Alberto Cadena Ortiz de Montellano. (FOTO: CORTESÍA)
La noticia tocó profundamente la sensibilidad de Carlos Alberto Cadena Ortiz de Montellano, socio fundador de Vinte. Su percepción sobre el desempeño de uno de sus colaboradores cambió radicalmente, cuando se enteró de lo que verdaderamente había detrás de su bajo desempeño. Era momento de apoyar a uno de los suyos, ser compasivo y no quebrar la capacidad y disposición que él conservaba.
La historia ocurrió así:
Todo comenzó en una reunión mensual de operación para hacer un corte de caja sobre el desempeño del equipo de trabajo, después de la pandemia por Covid-19. En ésta, participaba uno de los gerentes que había tenido resultados muy bajos, lo que derivó en una reunión muy dura. Días después, durante otra sesión llamada ‘Cátedra Vinte’ fue posible ubicar el origen de su comportamiento: las cosas en su casa no estaban bien, su mamá había muerto por Covid-19, su papá sobrevivía con las secuelas del virus, al tiempo que tenía que cuidar a su esposa y a sus hijos, así como cargar con las responsabilidades del trabajo.
“Nuestra visión cambió radicalmente y decidimos que, lejos de regañarlo, lo que teníamos que hacer era ayudarle a ‘cargar la viga’, ayudarle entre los más que podamos para poderlo sacar de ahí porque él tenía toda la capacidad y disposición, pero cuando la vida te atropella no tienes cabeza para nada”, cuenta Carlos Alberto Cadena Ortiz.
Así el también Director de Relaciones Institucionales de Vinte comparte lo que para la constructora de vivienda es una máxima: la filosofía viene primero y, después, el dinero viene solo. Con ello, el mensaje que comparte es que, para inspirar a los equipos, antes es necesario escucharlos, empatizar con ellos, solidarizarse, transmitirles que el propósito de la organización es, también, su mejor herramienta para enfrentar los retos de la vida y cumplir sus sueños.
De esta forma, una de las claves para empezar a construir una buena relación con los colaboradores parte de encuentros en los que, simplemente, sea posible hablar de los avatares de la vida; es decir, en términos laborales, rebotar ideas sobre el desempeño de la organización para aproximar algunos retos y soluciones a problemas.
Bajo este principio nacieron las ‘Cátedras Vinte’ y bajo el objeto de promover el acercamiento y generar una cultura de trabajo.
“Dicen que una pareja que no platica se enferma. Una familia que no dialoga se fragmenta. Y una empresa que no puede contrastar sus puntos de vista también se va a enfermar”, dice Carlos Alberto Cadena Ortiz de Montellano. “Entonces esas pláticas son esos espacios para hablar de temas específicos y otras solo para compartir de dónde venimos, cómo somos y generar un punto de entendimiento y de empatía”.
Para Vinte, afirma uno de sus socios fundadores, la persona -encarnada en un cliente o en colaborador- está en el centro de la concepción del negocio.
“A veces vamos por la vida trabajando, buscando metas y objetivos, pero no sabemos qué es lo que está viviendo el compañero de al lado”, expone Carlos Alberto Cadena. En ocasiones, podemos apoyar con lo que esté a nuestro alcance, pero la realidad es muy difícil cambiarla. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es un punto de contacto y de coincidencia, y de por lo menos tener la delicadeza de preguntar cómo está el equipo. ¿Qué tan razonable es pedir reportes o hacer evaluaciones en medio de una circunstancia desafortunada?”.
Ésta es la visión que Carlos Alberto Cadena Ortiz de Montellano comparte para inspirar a los equipos de trabajo:
“EL DINERO NO LO ES TODO”: Carlos Alberto Cadena
¿El dinero es el que determina la actitud de las personas?
El directivo de Vinte rompe así con esta pregunta que, en el fondo, refleja un postulado equivocado: “Todos los humanos necesitamos encontrar ese botón de inspiración y, una vez que la tenemos, transformarlo en una herramienta. Yo no creo que los resultados necesariamente se logran con dinero. Se empieza con un concepto”.
Así, Carlos Alberto Cadena comparte la máxima con la que trabaja todos los días: “En Vinte pensamos que la filosofía viene primero y el dinero viene solo. Creo que el mundo de los grandes logros está escrito de eso, no necesariamente de dinero. Por eso, muchas veces ves que las grandes ideas empiezan en servilletas. Hay grandes sueños que, antes de ser materializados, se escriben en una servilleta de una cafetería. Cuando hay una buena idea y un claro entendimiento sobre hacia dónde quieres llegar, todo toma sentido. ¡No es el dinero!
¿Cuáles son los atributos de un buen liderazgo?
Carlos Alberto Cadena Ortiz de Montellano cita, en primer lugar, que un buen líder tiene que inspirar, tener una búsqueda legítima de resolver algo y con la que su equipo se identifique. “El bien se contagia. Cuando puedes tocar positivamente la vida de alguien, eso libera valor y se transmite. Por lo tanto, ese liderazgo tiene que ir acompañado de esa visión, de ese bien, de una búsqueda genuina de mejorar y de una curiosidad infinita”.
El directivo de Vinte comparte otro atributo para los ‘Líderes Post-Covid’: ejercitar la autocrítica. Así, el líder tiene que cavilar en su cabeza lo siguiente: “No soy bueno para eso y necesito de alguien mejor que yo para superarlo”. La máxima del liderazgo moderno sostiene, tiene que ser la capacidad de armar un equipo donde cada uno de sus talentos sea mejor que el talento de quien dirige.
¿La tecnología vendrá a perturbar el desempeño del talento humano? ¿La automatización es una amenaza para las personas?
Carlos Alberto Cadena no lo piensa dos veces y responde: “Para entender el papel de la tecnología en estos tiempos es muy importante tener una lectura de lo que ha ocurrido con las grandes disrupciones en la historia de la humanidad. Cuando apareció la imprenta, que en su momento fue un avance tecnológico tremendo, generó mucha efervescencia social. Llegó a decirse que a las personas que leyeran muchos libros se les metería el diablo. Pero lo que pasó, en positivo, fue que la cultura tuvo una herramienta para generar más cultura, para distribuirla y hacerla más accesible”.
Bajo ese contexto, el también Presidente de la Fundación Vinte coloca la reflexión en la actual coyuntura: “Ahora, vivimos el mismo símil. Si usamos la tecnología para un buen fin, el final tiene que ser positivo. Mientras no utilices ningún medio para dañar a alguien, y lo usas para resolver problemas, el fin tiene que ser bueno también. Tenemos que estar ávidos de la mayor tecnología posible y saberla dominar lo más posible con estos valores. Si no, corremos el riesgo de que alguien que no tenga ese marco de referencia lo haga. Tenemos que ser adoptadores tempranos de cualquier tecnología, tratar de entenderla para ver cómo la utilizamos para un bien”.
¿Qué papel juega la educación en el desarrollo de los equipos de trabajo? ¿Cómo eliminar viejas competencias y habilidades, para darle paso a nuevas que respondan a los constantes cambios?
“Yo estoy completamente convencido de que la educación cambió. Hace 50 años, quizá, te alcanzaba una ingeniería para resolverte la vida porque el ritmo de cambio del mundo y de la civilización no eran tan dinámicos. Pero apenas hace meses estábamos hablando del Metaverso, que era una disrupción en el mundo tecnológico, y hoy parece que se desinfló y apareció el boom de la Inteligencia Artificial. Claramente conceptos del Metaverso aplicarán para esta ola de Inteligencia Artificial y viceversa. Para adaptarse a esa evolución del cambio hay que estar educándose constantemente”, responde el socio fundador de Vinte.
¿Cuáles son tus recomendaciones para los líderes que en pocos años tendrán a un equipo de trabajo multigeneracional (Gen Z, Millennials, Generación X)?
Carlos Alberto Cadena Ortiz de Montellano cierra así esta entrevista: “La mejor forma para conectar con las personas de todas las edades es a partir de la empatía, de un conjunto de fines buenos y de convertir a la organización en la herramienta de desarrollo de personas. Creo que todos en una empresa vamos en el mismo barco y tenemos que tener muy claro que este barco es la herramienta de desarrollo de todos y que dará paso a nuestros sueños. Las habilidades técnicas son las que te consiguen el empleo. Las habilidades blandas son las que te hacen crecer y liderar en el trabajo. Es muy importante combinarlas, pero también hacer un switch para generar una colaboración más inteligente y lograr que toda la organización adquiera una visión más grande y trascendente”.
3 reglas básicas para inspirar (o desmotivar) al equipo de trabajo, según Carlos Alberto Cadena
Para inspirar…
- Desarrolla la empatía.
- Comparte un sueño (el propósito de la empresa).
- Construye la herramienta para hacerlo real.
Para desmotivar…
- Piensa que lo sabes todo.
- No te des la oportunidad de voltearte a ver.
- Abandona la autocrítica.