Siempre he pensado que las casualidades no existen y el deporte no es una excepción. Para el trabajo arduo y la disciplina, indudablemente hay recompensas, y eso nos quedó más que claro el pasado domingo en la final de la categoría masculina de Wimbledon, el tercer Grand Slam del año y el más prestigioso por toda la historia y magia que lo envuelven.
Carlos Alcaraz consiguió ser el nuevo monarca en este prestigioso torneo ante nada más y nada menos que Novak Djokovic, el jugador serbio que recién se convirtió en el máximo ganador de Majors (23) superando además un sinfín de récords. Una dural prueba para el murciano, pero no imposible de superar. El enfrentamiento entre el número uno y dos del mundo.
Alcaraz nació en el 2003, mismo año en el que comenzó el reinado del famoso Big 3 del tenis en Wimbledon: Roger Federer, Rafa Nadal y “Nole” se adueñaron de la lista de ganadores, permitiendo sólo en dos ocasiones que Andy Murrey apareciera en este cuadro como triunfador en el 2013 y 2016. Sin duda, un legado que parecía indestructible.
Tuvieron que pasar 20 años para que la Catedral del Tenis se dejara deslumbrar por la tenacidad, irreverencia y el juego inteligente de “Carlitos”, aquel niño que puede presumir de un entrenamiento con Su Majestad, gracias a la buena relación de su entrenador Juan Carlos Ferrero con la estrella del deporte blanco. Cuando se habla de cambios generacionales en el deporte, nos resistimos a la idea de que existan jugadores o jugadoras que puedan “llenar los zapatos” de los máximos ídolos. Pero se nos olvida que, como en la vida, todo tiene un ciclo, un principio y un final. Y con el retiro de los máximos exponentes del tenis, sólo nos queda disfrutar de quienes vienen siguiendo su ejemplo no para igualarlos, sino para intentar regalarnos las mismas alegrías.
Alcaraz ya tuvo la oportunidad de saborear los miles del triunfo en el US Open 2022, pero con este logro en Wimbledon podemos decir que se graduó con maestría para poco a poco ir entrando en la selecta lista de jugadores que tienen por destino una carrera deslumbrante. Eso sí, todo a su debido tiempo. No hay que apresurar ni comparar, hay que disfrutar de éste y todas aquellas estrellas que forman parte de la llamada “NextGen” (nueva generación), en la cual, por ahora, podemos decir que Alcaraz pinta para ser el máximo líder.