Como es tradición en la Diócesis de Torreón, el obispo Luis Martín Barraza Beltrán presidió la misa Crismal en la parroquia de San José, donde se consagra el Santo Crisma y se bendicen los óleos.
En esta misa, más de un centenar de sacerdotes de la Diócesis renuevan sus promesas que hicieron el día de su ordenación: pobreza, castidad y obediencia.
Los óleos se usarán para los sacramentos del bautismo, confirmación u ordenación, así como para la unción de los enfermos.
De forma previa, el obispo recordó que desde el domingo 8 de enero del 2023, fiesta de la Epifanía que habla de la universalidad de la salvación, fecha que fue declarada como “el año de la misión 2023”.
Mencionó que el 10 y 11 de marzo se realizó un retiro misionero que fue animado por sacerdotes de otros estados.
“Para dar más que cumplimiento a lo que se tiene anunciado, que la Iglesia tiene que ir al encuentro de los alejados, alejados que aquellos que no se han entusiasmado con la fe de la Iglesia y los alejados que estuvieron animados y que por algo se ‘enfriaron’, hecho que nos los recordó mucho la pandemia porque se alejó la gente y no se ha podido hacerlas regresar a las celebraciones como antes”.
Prueba de ello es que en la última década bajó del 82 por ciento al 77, el número de católicos en la región.
“Hay otros criterios que a nosotros nos preocupa más, de ese porcentaje falta entusiasmo, participación… falta coherencia de vida que sean conformes al evangelio”.
(VAYRON INFANTE)