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YAMIL DARWICH

En el mundo existen alrededor de 2,500 millones de cristianos, de los cuales, 1,300 millones son católicos, 900 millones protestantes, 300 millones ortodoxos y otros de iglesias menos numerosas, adoradores del Hombre/Dios.

En la tierra moramos siete mil 846 millones de personas y los no creyentes y practicantes de alguna religión o secta -llamados ateos- suman aproximadamente el 13% y la cantidad va incrementándose.

Sin embargo, el cristianismo sigue teniendo muchos seguidores, a pesar de que ya han trascurrido más de 2 mil años del inicio de la creencia.

El desarrollo del conocimiento sobre los fenómenos naturales, apoyados en el descubrimiento científico y la técnica, sin duda son factores debilitantes.

Creer tener la certeza de los hechos, cosas y sus causas; pensar poseer el control y dominio de muchas de ellas; avanzar en comprender las leyes de la naturaleza y contar con la capacidad de manipularlas, son otros factores que participan. ¿Estaremos cayendo en la soberbia?

En esa conversión hacia el ateísmo, también participa el incremento en la calidad y comodidad material, llevándonos a la superficialidad en planteamientos de los porqués, razones y finalidades de nuestra existencia.

Zygmunt Bauman, ha filosofado acertadamente sobre los porqués de nuestra "Modernidad Líquida", confrontándose criterios de viejos y jóvenes en casi todos los tópicos de actualidad.

"Y sin embargo se mueve", como dijo Galileo Galilei.

La creencia en YAHV, sigue vigente y el Jesús histórico continúa estudiándose, aunque las conmemoraciones de su nacimiento y muerte se vayan banalizando, influyendo las estrategias de mercadotecnia que promueven la superficialidad, sensualidad y gasto mundial.

Pocos estudiosos de la cristología continúan dudando de la existencia de Jesús de Nazareth, aunque existan diferencias en los criterios, que tienen que ver con las traducciones e interpretaciones de los textos.

El hecho de que Pablo escribió su primera carta -Gálatas- pasados 60 a 62 años de la muerte y resurrección de Jesús y que los evangelios fueron escritos muy posteriormente: de Lucas, a mediados del siglo I; el de Marcos, del 75 d.C.; Mateo, luego de 60 a 70 años y el de Juan, 60 a 100 años, éste último más narración histórica que sinóptica, pudieron ser influidos, generando similitudes, aunque también algunas discrepancias.

Ante todo, no cabe la duda de que Jesús existió y modificó el pensar humano, hecho confirmado por historiadores de ese tiempo -Tácito, Flavio Josefo-.

A Jesús se le puede seguir por la fe -Dios hecho Hombre- o por el estudio bíblico cristiano, que lo acepta como tal; también por la ciencia, encabezada por los científicos laicos que dedican su esfuerzo al apasionante tema. Le recomiendo a Karen Armstrong con su "Breve Historia de Dios".

Para entender a Jesús -si no es por Fe-, es necesario revisar su desempeño en el contexto histórico cultural, considerando las creencias de los israelíes.

Es sabido que existían 12 tribus de Israel, que se mantenían en constantes luchas armadas entre sí y con los vecinos, en un ambiente agreste al que debían "arrancarle la vida".

Creían en un Dios todo poderoso que les había elegido como su pueblo -conveniente para unirles y justificar sus agresiones entre vecinos.

Que les exigía total adoración y renuncia a otras creencias, hasta el sometimiento extremo -Abraham iba a sacrificarle a su único hijo- y que era muy exigente e inmisericorde con quienes desobedecían -los castigó vagando en el desierto por 40 años-.

Con todo, entre ellos existían discrepancias de creencias:

Los fariseos: laicos conservadores, sobreponían sus ritos y el óbolo por encima de todo, creyendo en la resurrección del Mesías.

Los saduceos: ricos aristócratas, estaban abiertos a influencias externas, seguidores del Pentateuco y no aceptaban la resurrección o advenimiento del mesías.

Los esenios: radicales, viviendo en comunidad hermética, hostiles con las otras tribus judías. Los Rollos del Mar Muerto, orientan su visión teológica.

Los zelotes: fanáticos belicosos, buscaban por la fuerza liberar a Israel del dominio romano.

Los demás constituían a los pobres de israelí, viviendo la miseria -entregaban 50% de cosechas a los terratenientes, 10% a los romanos y 10% al templo. La poca semilla sobrante era para sembrar.

Jesús, constantemente denunciaba los abusos al pueblo; ellos, convencidos creyentes, lo seguían; además exigía acatar las enseñanzas de su Padre: amar.

Seguramente Usted concluye sobre los intereses que influyeron para perseguirlo y asesinarlo.

Aunque algunos ricos, cortesanos y sacerdotes le creyeron, la mayoría lo repudiaron y consideraron agitador, promotor de insurrección; acusación que movió a las autoridades romanas a "lavarse las manos" y cumplir la petición de darle muerte como criminal: crucificado.

Le invito a pensar en tal historia y dilucidar lo que en tantos siglos hemos avanzado como humanos y, si es creyente, redimensionar lo que corresponde hacer en estos días, cuando más que fiesta y jolgorio los deberíamos dedicar a reflexionar y descansar. ¿Cómo conmemorará?

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