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Matanza de chinos

Cronista busca que se reconozca a héroes torreonenses que refugiaron a chinos en 1911

Años después culminaron en matrimonio entre chinos y laguneros

(RAMÓN SOTOMAYOR)

(RAMÓN SOTOMAYOR)

SAÚL RODRÍGUEZ

El doctor Jesús G. Sotomayor Garza, cronista oficial de Torreón, ha enfocado sus últimas investigaciones a la toma maderista de mayo de 1911. Dicho suceso le parece relevante por la estrategia militar que dio el triunfo a los revolucionarios y coadyuvó a la renuncia de Porfirio Díaz a la presidencia de la República. No obstante, también le resulta lamentable por la matanza de 303 chinos inocentes acontecida durante dicho suceso.

“No los mataron, los masacraron. Fue una masacre enorme que se hizo aquí en Torreón. Siempre he dicho que algunos han querido culpar al pueblo torreonense junto con los revolucionarios, pero hay que tomar en cuenta que, previo a esa batalla, hubo mucha propaganda contraria a los chinos”.

“Una cultura muy hacendosa, con mucha iniciativa. Torreón le debe a esa etnia precisamente los restaurantes, las hortalizas, las tintorerías, lavanderías. Obviamente luego surgieron las envidias, las cosas que hicieron que mucha gente no los aceptara dentro de la sociedad”.

En este tenor, Sotomayor busca reconocer a los ciudadanos torreonenses que dieron refugio a los orientales durante la persecución que experimentaron, pese a las consecuencias que esto podría traerles.

“Es cierto que hubo muchos torreonenses, sobre todo los revolucionarios, que masacraron a los chinos, pero también hubo muchos torreonenses valerosos los defendieron.”

El historiador cita el caso de un sujeto de apellido Almaraz, quien laboraba en la zona de El Pajonal (actual Bosque Venustiano Carranza) y, al ver cómo eran tratados los chinos, solicitó a los revolucionarios que se abstuvieran de hacerlo. Fue tal la insistencia que terminó siendo asesinado.

“Lo mataron precisamente porque él quería que se respetara la integridad de estas personas”.

Afortunadamente, ciudadanos como José Cadena, quien era propietario de una mueblería, logró salvar a más de 10 chinos que laboraban en una lavandería ubicada en calle Ramón Corona y avenida Hidalgo, al esconderlos en su negocio.

“Otra persona, don Francisco Dingler, vivía él en ese entonces donde ahora es la dirección de Cultura del municipio, en Colón y Juárez, y logró salvar a muchos chinos escondiéndolos ahí. Y así como ellos hubo varias personas, yo he contado aproximadamente a 12 personas”.

Sotomayor ha encontrado un detalle en que años después culminaron en matrimonio entre chinos y torreonenses. Por ejemplo, don Manuel Mijares tenía una casa en el terreno donde hoy se levanta el Colegio Mijares, y ahí escondió a orientales. “Uno de ellos, Francisco Chiw, se casó precisamente con una hija del señor Mijares”.

El cronista comentó que solicitará al alcalde de Torreón, Román Alberto Cepeda, la instalación de una placa con los nombres de estos héroes, a manera de homenaje, en algún edificio público de la ciudad, de preferencia la sede del Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE) o el Museo de la Revolución.

“Quiero y voy a tomar la iniciativa ante la autoridad municipal que mínimo se haga una placa con el nombre de estas personas, se diga qué fue lo que hicieron, porque ellos fueron unos torreonenses valerosos”. 

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