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De Rebote

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PEPE BETO

Mi gente, hacemos una nueva entrega de su columna favorita, la que todos los pillos quieren evitar, pero en la que si andan dando malos pasos y aprovechándose de nuestro castigado deporte lagunero, inevitablemente van a caer. Ya habíamos comentado de los auténticos rufianes que se postraban afuera del estadio Revolución en los playoffs del Unión Laguna, para hacer su agostote con unos exagerados precios en la reventa, ante la desesperación de los aficionados y villamelones que querían estar presentes para ser testigos de la historia. 

Pues esos pillos hicieron sus triquiñuelas ante los ojos de todo el mundo, afuera del estadio, pero resulta que adentro, también hubo quienes se comportaron como auténticos delincuentes, con todo y que estaban uniformados, sí, uniformados. No usaban el uniforme de algún equipo, pero sí de la empresa de seguridad, encargada de salvaguardar el orden en un evento de magnitud histórica, como la final por el campeonato de la Liga Mexicana de Beisbol, situación que a todos los laguneros hizo sentir gusto, a otros disgusto, pero a otros tantos, a uno en específico, lo hizo sentir poderoso.

Pues uno de los "meros meros" de la seguridad en el estadio de la Juárez, agarró sus ínfulas de poderoso y se sintió más poderoso que el mismísimo joven Murra, pues cuando acabó el partido en el que los Pericos de Puebla se consagraron campeones, el señor de la seguridad hizo de las suyas, se convirtió en una muralla impenetrable para que nadie pudiera pasar al campo. Y cuando decimos "nadie", es "nadie", ni siquiera las esposas de los jugadores del Puebla, que tenían todo el derecho de ir a festejar con sus maridos, con sus hijos, con sus papás, a quienes acompañaron toda la temporada y merecían festejar abrazando a sus seres queridos, pero este personaje no las dejó pasar, además de eso, les gritó y se puso a discutir cara a cara con algunas de ellas, en una actitud no solamente poco profesional, sino también grosera.

Pero ahí no pararon las peripecias de este guardián del orden, pues luego de que personal de la liga le dio acceso a las familiares de los nuevos campeones, el "guarro" buscó descargar su frustración y cargó contra los fotógrafos, camarógrafos y reporteros, a quienes evitó hacer su trabajo y aparte de eso los trató con insultos, bueno, hasta empujones hubo sobre un compañero que ya rebasa las seis décadas de vida, todo con el afán de demostrar su "autoridad". Los equipos deportivos y los propios estadios no contratan a persona por persona para hacer esos trabajos, pero las empresas que prestan servicios de seguridad privada, sí deben prender las alarmas con estas actitudes, que además de autoritarias, absurdas y tontas, son misóginas, y eso sí es un delito. A ver si no les llega una notificación por estos días.

Campo nuevo

La Unidad Deportiva Torreón a cada rato nos da tema en esta columna, es como que nuestra consentida, pero es que ustedes nos mandan reportes constantemente. La semana pasada inauguraron un campo sintético para jugar futbol americano, pero los reportes nos dicen que lo pusieron "al ahí se va", así nos dijeron, no es invento. Algunos subagentes disfrazados de postes para gol de campo, ya hasta están apostando a ver cuánto dura el campo, nosotros esperamos que dure mucho tiempo en las mejores condiciones, pero a ver.

Pepe Beto

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