Guterres además apuntó que, tras décadas de conflictos, 'nadie puede esperar que estos desafíos se resuelvan de la noche a la mañana'. (ESPECIAL)
El secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó hoy desde Bagdad que los desafíos a los que se enfrenta Irak "no surgieron de la noche a la mañana", sino que "son productos de décadas de opresión, guerra, terrorismo, sectarismo e interferencia extranjera".
El representante de la ONU hizo estas declaraciones en una rueda de prensa junto al primer ministro iraquí, Mohamed Shia al Sudani, a falta de dos semanas del vigésimo aniversario de la invasión estadounidense de Irak iniciada en 2003 que derrocó al régimen del ex dictador Sadam Husein.
"Estoy aquí en una visita de solidaridad para subrayar el compromiso de las Naciones Unidas de apoyar a Irak en la consolidación de sus instituciones democráticas y promover la paz, el desarrollo sostenible y los derechos humanos para todos los iraquíes", indicó el secretario general de la ONU.
Guterres además apuntó que, tras décadas de conflictos, "nadie puede esperar que estos desafíos se resuelvan de la noche a la mañana", a pesar de que el país árabe atraviesa ahora un periodo de relativa estabilidad.
En este sentido, indicó que "Irak es fundamental para la estabilidad regional" y elogió los esfuerzos del actual Gobierno de Al Sudani de "promover el diálogo y la diplomacia, sobre la base de los principios de soberanía, integridad territorial y buena vecindad".
En los últimos años, Irak ha sido escenario de tensiones y ataques por parte de Irán y Turquía contra grupos y milicias que estos países consideran terroristas.
Por su parte, Estados Unidos perpetró en enero de 2020 un bombardeo selectivo en Bagdad que mató al poderoso comandante iraní Qasem Soleimaní, un acontecimiento que agudizó las tensiones con Washington.
Sin embargo, Irak y Estados Unidos ahora han vuelto a acercar posturas, al tiempo que Bagdad mantiene su buena relación con Irán e incluso hace esfuerzos de mediación para lijar las diferencias entre Teherán y Arabia Saudí, enemigos en la región que representan las dos principales ramas del islam: la chií y la suní, respectivamente.
Por esto, Guterres se mostró esperanzado porque "Irak pueda romper los ciclos de inestabilidad y fragilidad".
"En un momento en que el mundo se enfrenta a una cascada de crisis, la esperanza escasea. Pero estoy aquí en Bagdad con cierta esperanza", sentenció el portugués.