"Este pedazo es el más bueno que hay, nomás dese una idea de cómo está de aquel lado", coinciden algunos conductores que a diario circulan por la carretera estatal Dolores- Finisterre, la cual une a comunidades de San Pedro y Francisco I. Madero, pues la vía presenta enormes tramos en donde el asfalto "desapareció".
El mayor deterioro se registra del lado de Madero; por ejemplo, hacia el ejido Banco de Londres, el camino corre paralelamente a un canal de riego y prácticamente ya no tiene la carpeta asfáltica en todo el camino, lo que ha propiciado a la formación de enormes hoyos que les resulta imposible esquivar a automovilistas o motociclistas.
Del lado de San Pedro, la rúa inicia en ejidos como: Lázaro Cárdenas, Luchana, Santa Teresa, Primero de Mayo y se observan baches que permiten a los conductores sortear el recorrido, pero al salir del ejido Alejo González hay tramos que abarcan al menos cinco metros de desgaste del pavimento, pero los pobladores afirman que no pasará mucho tiempo para que los hoyos se hagan más grandes, ya que hace tres o cuatro años "medio" la bachearon y ya se empieza a deteriorar otra vez.
Esa carretera conocida también como La Herradura conduce hacia las comunidades que forman parte del Valle de Acatita o bien hacia el municipio de Ocampo, pero justo a la altura del ejido San José de la Niña del municipio de Madero hay una desviación que "entronca" con el ejido Hidalgo. En ambos ramales se tienen deficiencias, incluso las personas afirman que muy seguido pasan las grúas "arrastrando" los automóviles, ya sea porque se volcaron o porque se descompusieron, ya que quienes no conocen las pésimas condiciones en las que se encuentra la vía manejan a alta velocidad.
Aunado a ello, manifestaron que por lo "horrible" que está la carretera Madero-Finiesterre, saliendo del ejido Lequeitio, los camiones de carga que transitan con dirección a la Laguna del Rey, han optado por tomar la carretera Dolores-Finisterre, pese a las condiciones en las que está, debido a que la otra está mucho peor. Concluyeron declarando que a pesar de que se sienten olvidados no pierden la esperanza de que las autoridades estatales o municipales presten atención sobre las pésimas condiciones en las que están los caminos.
