Desde hace 60 años, don Óscar es un fiel lector de El Siglo de Torreón

Desde hace más de 60 años, don Óscar y doña María de Jesús han sido lectores de El Siglo de Torreón y quienes prefieren seguir hojeando cada una de sus secciones como desde la primera vez que lo tuvieron en sus manos. 

Don Óscar, ya de 92 años de edad, recuerda que la primera vez que compró El Siglo aún había corridas de tren de Torreón hasta Saltillo, “y se lo encargaba a la gente de publicaciones, que era el que vendía chicles, cerveza y refrescos”, compartió desde su hogar. 

Acompañado de su esposa, con quien ha compartido más de 70 años de su vida, recordó cuando el periódico le costaba cinco pesos y cómo es que ha ido cambiando, pero no su gusto por leerlo todos los días.

Desde su sillón de la sala y con su periódico en la mano, dice que es mejor tenerlo así, entre sus manos y no a través de un dispositivo como el celular, “es la costumbre”. Y es que además, debido al paso del tiempo y a los años que colaboró para la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en la planta Gómez Palacio, el ruido era ensordecedor, y aunque le proporcionaban tapones para evitar daños, prefería no utilizarlos, por lo que ahora atribuye su baja audición a dicha condición de trabajo.

Tal ha sido su gusto por leer El Siglo que lo ha compartido con sus hijos e incluso sus nietos, quienes al llegar a su hogar no pierden la oportunidad de tomar alguna de sus secciones, para estar bien informados. 

“Lo vemos todo parejo”, dijo don Óscar al reconocer que no tiene una sección preferida, pues lee de principio a fin todos los días, como desde el primer día. 

De acuerdo con su esposa, prefieren leer las cuestiones de política, así como las noticias de la región y en ocasiones lo que acontece en el mundo y los sociales no podrían faltar. 

A 101 años de vida de El Siglo de Torreón, don Óscar no se ha perdido los últimos 60 años de noticias, y asegura que seguirá por muchos años más.

A esos lectores que como él deciden informarse ya sea hojeando cada sección o bien desde su teléfono celular o cualquier otro dispositivo, pide “que lo lean, no hay más”, comentó sonriendo.